ABC (Andalucía)

Luis Suárez se quita la espinita con un gol que ajusticia al Barcelona

El charrúa, dolido tras su tormentosa salida del club catalán, sentencia el partido

- SERGI FONT Liga Santander

En cuanto vio que el balón superaba a Ter Stegen y que Gerard Piqué, en la linea de gol, no podía evitar el tanto, un batiburril­lo de sensacione­s invadió a Luis Suárez, que de forma instintiva juntó las manos y pidió disculpas por ajusticiar al Barcelona, el club en el que vivió sus mejores momentos deportivos. No obstante, la nobleza del uruguayo no fue suficiente para olvidar el desprecio que sintió hace un año tras la llegada de Koeman al banquillo. Le dolieron las formas con las que le despidiero­n y, aunque aseguró no ser rencoroso, no olvida que el año pasado en la pretempora­da le mandaban a entrenar aparte para hacer que se enojara. Estaba ansioso por demostrar que no estaba acabado, que merecía seguir disfrutand­o en el Camp Nou y ayer se cobró su venganza.

Una combinació­n entre Joao Félix y Lemar, acabó con una asistencia del francés a Luis Suárez, que definió a la perfección. Sentenció el partido el uruguayo en el último minuto de la primera parte logrando el segundo gol del Atlético de Madrid. Justicia poética para el charrúa, que no olvida las formas con as que le despidiero­n después de su inmaculada hoja de servicios con la camiseta azulgrana. «Llegar al Barcelona es fácil, pero la línea es mantenerse al nivel que yo mantuve en el Barcelona. Mis números hablaban de que no bajaba la media de 20 goles por temporada, y no sé si hay algún ‘9’ que haya llegado a hacer eso en el Barça. Después me molestaron las formas porque soy un jugador que siempre le di todo al club, y que me trataran así me dolió, pero también con la autocrític­a de decir por algo pasan las cosas, por algo suceden y el destino marcará quien acertó y quien no», señalaba antes del encuentro. Y el karma en el que confía Suárez dictó sentencia en el Wanda Metropolit­ano, con Koeman en el paco (estaba sancionado) echándose las manos a la cabeza.

Opción para Griezmann

Quiso sumarse a la fiesta Antoine Griezmann, que había iniciado el encuentro en el banquillo. El francés, que anotó su primer gol ante el Milan este pasado martes, quería prolongar el idilio que había iniciado con su afición. De hecho, a pesar de algún clamoroso error, recibió los aplausos del Wanda, feliz con el resultado y dispuesto a perdonar, en cierto modo, a su hijo pródigo. Simeone le dio veinte minutos a Griezmann, que también andaba ansioso por demostrar su valía y el trato injusto que recibió en el Camp Nou. Si la grada censuró sus actuacione­s y le pitó en algunos encuentros, Koeman tampoco le ayudó a brillar al ubicarle en posiciones en las que no se desenvolví­a con la misma habilidad que en su demarcació­n natural. Incluso se sintió engañado por el neerlandés, que le prometió en pretempora­da colocarse en su sitio pero que al final sucumbió a las exigencias de Messi, que también actuaba en el mismo lugar.

No dispuso de ocasiones el galo, ni marcó ningún gol, pero disfrutó en la que siempre ha sido su casa e incluso tras un malísimo pase a Correa, desbaratan­do un contraataq­ue del Atlético, recibió el aplauso de su afición, la que le idolatraba y que, cuando se marchó al Camp Nou, le repudió. Ya dispone de una segunda oportunida­d.

Se reivindica­ron, tanto Suárez como Griezmann, ante Ronald Koeman, que llegaba cuestionad­o al Wanda Metropolit­ano, con su cargo pendiendo de un hilo pero que se marchó, curiosamen­te, ratificado. «Con independen­cia del resultado, Koeman seguirá siendo el entrenador», aseguraba Laporta antes del partido, argumento ratificado por el vicepresid­ente Rafa Yuste▶ «Nunca nos hemos planteado destituir a Koeman ni hemos pensado en un plan B».

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// REUTERS El Metropolit­ano se llenó por primera vez desde la pandemia

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