Héroe de El Torrero, pilar del Zaragoza

Autor de dos goles en el primer duelo con el Huesca, fue el técnico del mes de oro del club maño, con esos dos títulos de los ‘magníficos’

Técnicamente fino, cerebral, inteligente en el césped, Luisito Belló fue un gran centrocampista, con un excelente disparo. Pero también fue un buen entrenador, diplomático, educado, listo desde la banda, con la mano izquierda necesaria para lidiar con figuras como Canario, Santos, Marcelino, Villa y Lapetra. Los ‘magníficos’, con Isasi, Duca, Yarza, Cortijo, Santamaría, Reija y Pepín a su vera, comenzaron a serlo gracias a su mandato.

Sus dos goles en el Torrero, en el primer derbi entre el Zaragoza y el Huesca, el 31 de diciembre de 1950, están en el imaginario maño. Brilló en el cuadro zaragocista por su finura. Le quisieron el Real Madrid y el Atlético. Las lesiones le impidieron jugar en el conjunto rojiblanco. Tras el Zaragoza fichó por el Hércules y se retiró pronto, a los 30, por culpa de sus problemas físicos.

Sacó el número uno en el curso nacional de entrenadores y a los 35 dirigió al Zaragoza más grande de la historia. Las cosas le iban mal a Ramallets en el banquillo y Luis Belló tomó las riendas del equipo el 12 de mayo de 1964. Fue el hombre que hizo reaccionar a ese grupo liderado por una delantera que aunaba calidad, velocidad, regate, potencia y gol. Luis tenía mano, como tuvo piernas en su día, para cambiar las cosas y verlas como quería. Su Zaragoza se proclamó campeón de la Copa de Ferias el 21 de junio de 1964 tras vencer al Valencia de Guillot por 2-1. Catorce días después, el 5 de julio, conquistó la Copa del Generalísimo con otro 2-1, esta vez frente al Atlético de Adelardo. El gran Belló fue el rey de los quince días emblemáticos de la historia del Zaragoza, las dos semanas que crearon la leyenda de los ‘magníficos’.

Luis varió el camino del equipo hasta llevarlo a la victoria con un toque sutil y decisivo de timonel. Convenció a Carlos Lapetra para que retrasara su posición y dirigiera el ataque. Fue un éxito.

Estuvo cuatro años como director técnico en el Zaragoza y se marchó al Hércules como entrenador, donde también triunfó. Se nos ha ido un hombres del fútbol que jugó y mandó sin ruido.