ABC (Andalucía)

Volcán sin rebequita

¡De la que nos hemos librado sin que el tío de la rebequita nos explique el volcán!

- ANTONIO BURGOS

NO es cierto que las desgracias nunca vengan solas. La enorme desgracia de las desatadas fuerzas de la Naturaleza en el volcán de Cumbre Vieja de la isla de La Palma ha venido sola en su desolación de la población desalojada, de casas literalmen­te engullidas por la lava, del río de magma llegando a la mar a través de la riqueza de los destruidos cultivos de plátanos, de la incertidum­bre a lo medalla del amor▶ hoy tengo un cráter echando rocas incandesce­ntes más que ayer, pero quizá uno menos que mañana. Esta vez la desgracia ha venido sola, únicamente acompañada de los vulcanólog­os, de los expertos, de los catedrátic­os de Geología, de los comités encargados de medir las coladas o la toxicidad del aire que respiran los palmeros en las proximidad­es de la erupción o tras la llegada de sus efectos al agua de la mar.

Pero esta enorme desgracia (en la que ya ha ido hasta la isla tres veces un Pedro Sánchez que no se dignó poner un pie en Ifema en los más graves y preocupant­es días de la pandemia del coronaviru­s) ha venido sola a efectos de informació­n. Sí, todos tenemos un hartazgo de ver el volcán en televisión.

Que levante la mano quien no lo sienta y sufra. Dan ganas de apagarla, que es lo que mucha gente hace. A veces se saca la conclusión de que nadie sabe nada, por muchos expertos que hablen. Ay, los expertos... Si cuando los peores momentos del Covid nos hubieran explicado la situación los verdaderos expertos, si es que los había... Ahora hablan unos señores que son catedrátic­os, que tienen cara y apellidos, y cargos de relevancia en su especialid­ad de la vulcanolog­ía o la geología. Y a pesar de ello, nos quedamos muchas veces ‘in albis’, porque nadie sabe cuánto durará la eclosión del ardiente magma, la lluvia de ceniza sobre toda la isla, el alejamient­o precautori­o de los vecinos de sus casas, incluso de aquellas que no se tragó literalmen­te la lava. ¿Cuánto durará todo? Es lo que nadie sabe contestar, aunque te citen a las islas Hawái o a otros puntos que han sufrido desgracias semejantes.

Pero todo podía haber sido peor. Bastante peor. Lo que le faltaba al volcán de Cumbre Vieja es que nos lo hubiera explicado Fernando Simón, el tío de la rebequita. ¿Se imaginan la vocecilla del portavoz de tantas mentiras del Gobierno sobre el Covid explicando ahora lo inexplicab­le? Lo habría explicado, naturalmen­te que lo habría explicado. No sólo nos hubiera dicho cuánto tiempo va a estar todavía el volcán echando lava y desgracia, e incluso nos habría citado con fecha y con hora el momento exacto de la terminació­n de la catástrofe natural. Naturalmen­te. Es lo suyo. ¡De la que nos hemos librado sin que el tío de la rebequita nos explique el volcán de La Palma! Menos mal que la catástrofe cae en otro negociado que no es el suyo, y que esta vez dan la cara los verdaderam­ente expertos. Que son los que, sin quererlo quizá ni ellos, más dudas te dejan, más miedo en el cuerpo, más sentimient­o de conmiserac­ión con los que aunque sufren la lava de la Cumbre Vieja, que por lo menos se ha librado esta vez de Fernando Simón.

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