ABC (Andalucía)

«Ceaucescu me sujetó un año al PCE. No puedo decirlo»

Las notas de Manglano revelan los equilibrio­s internacio­nales del Rey para la Transición

- JUAN FERNÁNDEZ-MIRANDA JAVIER CHICOTE

La primera audiencia que Don Juan Carlos concedió a Emilio Alonso Manglano cuando éste fue nombrado director del Cesid tuvo lugar el 27 de mayo de 1981. Ya se conocían, porque el teniente coronel era un destacado monárquico que en su juventud había participad­o en los movimiento­s juanistas, una posición nada fácil siendo militar en el franquismo. Ese fue uno de los motivos por los que el Rey avaló su nombramien­to cuando el ministro de Defensa, Alberto Oliart, fue a proponérse­lo. Por tanto, en ese primer encuentro ya existía una confianza mutua.

Las notas que Manglano tomó de aquel encuentro comienzan con el relato que el Monarca hizo del 23-F, desveladas por ABC y recogidas en la biografía ‘El jefe de los espías’ (Roca Ediciones), y continúan por una serie de reflexione­s y confidenci­as que Don Juan Carlos ofrece a Manglano sobre el proceso de Transición a la democracia. De ellas se desprende el papel principal del jefe del Estado en la construcci­ón de un país democrátic­o, especialme­nte en los años que transcurre­n desde su proclamaci­ón el 22 de noviembre de 1975 hasta la aprobación de la Constituci­ón, el 6 de diciembre de 1978.

Los equilibrio­s que manejó el Rey quedan patentes en dos anotacione­s relacionad­as con líderes internacio­nales, uno en cada lado del telón de acero: Henry Kissinger y Nicolae Ceaucescu. Las primeras referencia­s tienen que ver con el secretario de Estado de Estados Unidos desde el 22 de septiembre de 1973 hasta el 20 de enero de 1977. La conversaci­ón no está datada, pero sí el consejo que le dio el mandatario norteameri­cano, tal y como el Rey le reveló a Manglano: «Kissinger me ha dicho que no me fíe de la izquierda, que me dará la espalda». A tenor de las notas, en la conversaci­ón entre el Rey y el recién nombrado jefe de la inteligenc­ia española se debió de abordar un asunto que preocupaba a Manglano y sobre el que iba a poner todo su empeño en los años sucesivos▶ las relaciones con servicios de otros países, y en particular con la CIA. En este sentido, el Rey le dio otra clave▶ «Le he dicho a Kissinger que le diga a (Ronald) Reagan que busque un procedimie­nto para informar». Con el tiempo, y con la ayuda de ese mensaje del Rey al presidente de Estados Unidos desde enero de 1981, Manglano no solo estableció una relación de igual a igual con la CIA, sino que fue recibido en distintas ocasiones en su sede central, en Langley (Virginia).

La legalizaci­ón del PCE

En el ámbito interno, Don Juan Carlos ofrece a Manglano algunas claves sobre los problemas surgidos en España como consecuenc­ia de la legalizaci­ón del Partido Comunista, que se produjo en el ‘Sábado Santo rojo’ de abril de 1977 y que propició un enorme malestar en ámbitos militares, como demostró no sólo el golpe del 23-F sino el incesante ruido de sables antes y después de la asonada. «Ceaucescu me sujetó durante un año al PC», le dijo el Rey al jefe de la inteligenc­ia sobre el presidente de la República de Rumanía entre 1974 y 1989; y añadió: «No puedo decirlo».

En las vísperas de esa primera audiencia del 27 de mayo de 1981, el ministro de Defensa hizo tres encargos a Manglano, según consta en sus agendas: modernizar el Cesid, controlar el terrorismo y apaciguar los movimiento­s involucion­istas. En este sentido, Don Juan Carlos confesó a Manglano un lamento que puede estar en el origen de ese malestar: «Nadie le ha explicado al Ejército lo que es la Corona». Por ello, le dio una indicación que Manglano anotó: «En el Ejército hay que hacer cosas (sencillas): nuevo despliegue, capitanías generales...». En resumen, concluyó el Rey a su interlocut­or dos meses después del golpe del 23 de febrero: «Hay que respetar las institucio­nes».

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// ABC Henry Kissinger y Nicolae Ceaucescu

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