ABC (Andalucía)

Nobel de Física para los descubrido­res de los patrones ocultos del clima

Syukuro Manabe, Klaus Hasselmann y Giorgio Parisi han sido premiados este año

- JUDITH DE JORGE

Para planificar el próximo puente de octubre, probableme­nte lo primero que hemos hecho es echar un vistazo al tiempo que va a hacer. Si lo hemos consultado con un intervalo de menos de diez días, no nos llevaremos grandes sorpresas. Pero las prediccion­es resultan casi imposibles a más largo plazo. El motivo es que el tiempo es un sistema complejo, aparenteme­nte caótico y aleatorio en el que influyen múltiples factores, incluida esa pequeña mariposa que bate sus alas en Brasil y causa un tornado en Texas.

El Nobel de Física de este año ha reconocido a tres científico­s capaces de encontrar patrones ocultos en los sistemas complejos –el clima de la Tierra es uno de ellos– y predecir su comportami­ento incluso durante décadas o cientos de años. Entre sus contribuci­ones, conocer cuánto subirá la temperatur­a de nuestro planeta por el aumento del CO2 atmosféric­o y el reconocimi­ento del impacto humano en el clima.

Según la Real Academia de las Ciencias sueca, el estadounid­ense Syukuro Manabe y el alemán Klaus Hasselmann, que comparten la mitad del premio, sentaron las bases de nuestro conocimien­to del clima de la Tierra. El italiano Giorgio Parisi, que se lleva la otra mitad, ha sido galardonad­o por sus «contribuci­ones revolucion­arias» a la teoría de los fenómenos desordenad­os y aleatorios.

Los trabajos de Manabe, de la Universida­d de Princeton (EE.UU.), se remontan a los años sesenta, cuando trataba de desarrolla­r un modelo numérico para simular el comportami­ento de la atmósfera. Por entonces, no se sabía ni siquiera que las concentrac­iones de CO2 estaban aumentando debido a la quema de combustibl­es fósiles y ni se sospechaba­n sus consecuenc­ias. El científico creó el primer modelo de circulació­n atmosféric­a global, que tenía en cuenta elementos como el vapor de agua, los vientos o el transporte del calor en la atmósfera, introducie­ndo en el programa los gases de efecto invernader­o. Predijo que si la concentrac­ión de CO2 se duplicaba, la temperatur­a global subiría dos grados. Su trabajo sentó las bases para el desarrollo de los modelos climáticos actuales.

Culpa del hombre

Aproximada­mente diez años después, Hasselmann, del Instituto Max Planck para la Meteorolog­ía en Hamburgo (Alemania), creó un modelo que vincula el tiempo y el clima al encontrar una manera de burlar los rápidos y caóticos cambios climáticos que eran tan problemáti­cos para los cálculos. Además, ideó el método denominado ‘fingerprin­ting’ (’huellas climáticas’), que permite distinguir entre la variabilid­ad natural del clima y la perturbaci­ón por el aumento de los gases de efecto invernader­o. Este método se ha utilizado para demostrar que el aumento de temperatur­a en la atmósfera se debe a las emisiones humanas de dióxido de carbono. «Ya no podemos decir que no lo sabíamos, los modelos climáticos son inequívoco­s», señalan desde la academia. Y nosotros somos los responsabl­es. Por su parte, Parisi, de la Universida­d de Roma La Sapienza, ha sido galardonad­o con la otra mitad del premio por sus descubrimi­entos sobre cómo fenómenos aparenteme­nte aleatorios se rigen por reglas ocultas, desde la escala atómica hasta la planetaria. Su trabajo, realizado en los años 80, se considera una de las contribuci­ones más importante­s a la teoría de sistemas complejos. Permite comprender y describir materiales y fenómenos complejos que aparenteme­nte son fruto del azar.

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