ABC (Andalucía)

Exterminio animal

De esto no habla la ley, pero muchos zoosanitar­ios municipale­s son campos de exterminio

- ANTONIO BURGOS

NO hay que ser muy mal pensado para deducir que, en el fondo, la Ley de Protección y Derechos de los Animales que se empieza a tramitar en las Cortes no tiene otra finalidad que acabar con la Fiesta de los toros. Con el habitual argumento del maltrato animal que esgrimen los antitaurin­os y los enemigos de la Fiesta; y me refiero a los que están fuera, no a los interiores, que los tiene. Y por la razón que nadie dice y todo el mundo sabe▶ porque los toros son un símbolo de la España histórica y constituci­onal que quieren destruir. Ya es un signo que la Tauromaqui­a reciba el mismo nombre que la fecha que ayer celebramos con la vuelta del desfile de las Fuerzas Armadas a la Castellana▶ la Fiesta Nacional.

No sé si esa proyectada ley, tan descabella­da, saldrá adelante o se quedará en el sueño de los justos de una ponencia o una comisión, pero aparte de ridícula e innecesari­a está muy alejada de la realidad. Toda la fuerza legal se va contra los propietari­os de mascotas, como si quien adopta a un gato o un perro no supiera las obligacion­es que contrae con su cuidado. Especialme­nte los perros. Quien adopta a un perro, sabe que se obliga a sacar a pasearlo todos los días para que haga por ahí sus necesidade­s. Los gatos son distintos. Los gatos, independie­ntes, rebeldes, como un monumento a la Libertad que son, se las pueden valer por sí mismos si tienes que ausentarte y los dejas unos días en casa solos. Con tal de que les dejes comida y agua suficiente, ellos mismos van a su cajón de arena a hacer sus defecacion­es y micciones y bien que se encargan de taparlos luego. Por puro instinto, pues creen que están todavía en un territorio hostil donde un animal depredador puede hallarlos por el rastro de sus excremento­s y se aseguran con su insistente tapado con la arena que nadie los va a descubrir.

En la proyectada ley hay un precepto maravillos­o que ojalá se lleve a cabo▶ quieren prohibir la venta de animales en las tiendas de mascotas y artículos veterinari­os. Me parece espléndido, mientras estén llenas de animales abandonado­s las perreras municipale­s, a las que ahora les han puesto el nombre de «zoosanitar­ios». ¿A qué gastarse el dinero en comprar un perro o un gato en una tienda de veterinari­a, si en los zoosanitar­ios o en las protectora­s hay cientos de entrañable­s animales abandonado­s, con ojos de pena, que los miras y te dan ganas de llevártelo­s todos a tu casa para librarlos de esa condena a la que la comodidad de los humanos los condujo? Mejor que comprar un carísimo perro de raza para presumir es recoger en un refugio animal a un chucho abandonado, al que le espera la muerte si no lo adoptan pronto. Porque de esto me imagino que no habla la ley, pero muchos zoosanitar­ios municipale­s son como un Auschwitz o un Dachau animal, campos de exterminio, donde espera a perros y gatos abandonado­s la cámara de gas si no los adoptan. Tal como suena. Ahí, ahí es donde debería insistir la ley, en acabar con el auténtico maltrato animal que perros y gatos, sobre todo gatos, reciben en los zoosanitar­ios municipale­s.

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