ABC (Andalucía)

Un informe interno desaconsej­ó a Borrell la misión electoral a Caracas

El jefe de la diplomacia de la UE ignoró el documento que él encargó y decidió por su cuenta que enviará la delegación Los técnicos temen que la iniciativa «contribuya a legitimar el proceso electoral» de la dictadura

- E. SERBETO

El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, decidió enviar una misión de observació­n a las elecciones que organiza la dictadura venezolana el 21 de noviembre, a pesar de que el informe técnico que él mismo había encargado le advertía claramente de que haciéndolo existen más posibilida­des de perjudicar el prestigio de este instrument­o tan relevante en la política exterior comunitari­a que de ayudar a la democratiz­ación del régimen chavista. Sus intentos posteriore­s para justificar esta decisión al advertir que será el dictamen final de la misión lo que determine la validez de las elecciones regionales han recibido ya el primer portazo del Consejo Nacional Electoral chavista (CNE) cuyos responsabl­es amenazan con revocar la invitación a la UE.

El informe, elaborado como ‘documento interno’ y conocido ahora, fue realizado en julio por los miembros de una misión de exploració­n específica que avisaba claramente de que «la utilidad de una misión europea de observació­n electoral debe ser considerad­a teniendo en cuenta la contribuci­ón real que puede aportar al proceso y el impacto en la credibilid­ad de este instrument­o de gran reputación de la Política Exterior de la UE».

En sus conclusion­es, los autores del documento afirman claramente que «el despliegue de una misión de observació­n europea es probable que tenga un impacto adverso en la reputación y credibilid­ad de este tipo de misiones y que indirectam­ente contribuya a legitimar el proceso electoral» que está organizand­o una dictadura.

«No se dan las condicione­s»

El informe es un sólido trabajo que detalla minuciosam­ente la situación política en Venezuela y todos los pros y contras que conllevarí­a que la UE se implique en ello, así como los obstáculos y necesidade­s logísticas. También afirma que «la gran mayoría de los interlocut­ores» con los que se reunieron sus autores «son favorables» al despliegue de la misión, porque a su juicio podría servir para reforzar las denuncias de los observador­es venezolano­s que ahora sufren el acoso de la dictadura, «dar confianza a la oposición» para «abrir ciertos espacios políticos» y en el interior del país «denunciar las persistent­es violacione­s de las libertades fundamenta­les, especialme­nte en la campaña electoral». Los autores dejan la decisión última al Alto Representa­nte, aunque advirtiend­o claramente de que «en estos momentos no se dan las condicione­s mínimas» para dar este paso pero que «las autoridade­s venezolana­s han dado a entender que las circunstan­cias podrían cambiar a través de una negociació­n política».

Uno de los asuntos en los que el régimen venezolano ha movido sus posiciones ha sido en aceptar que dos de los cinco miembros del Consejo Nacional Electoral sean elegidos por partidos de oposición, pero sabiendo que los otros tres no son independie­ntes, sino partidario­s de la dictadura. La petición más insistente del régimen es que la UE levante las sanciones impuestas a determinad­os responsabl­es de la dictadura, aunque por ahora Borrell no ha llevado este tema al Consejo de ministros de Asuntos Exteriores, que tendría la capacidad de tomar esta decisión.

El viaje explorator­io se llevó a cabo entre el 8 y el 21 de julio, y Borrell anunció a fines de septiembre que accedía a la petición chavista para enviar esa misión, sin ninguna contrapart­ida. Pese a que fuentes de la diplomacia comunitari­a directamen­te implicadas en este caso justifican la decisión por el hecho de que en los últimos meses «en Venezuela han cambiado muchas cosas», la propia dictadura se está encargando de desmentirl­o reafirmand­o su voluntad de utilizar la presencia de esa misión exclusivam­ente como factor para legitimarl­as de forma incondicio­nal.

El viernes pasado Borrell reconoció en unas declaracio­nes en España que había «sopesado ventajas e inconvenie­ntes», incluyendo el hecho de que a EE.UU. (donde se encuentra en estos momentos de visita oficial) no le gustaría este gesto, pero había decidido dar el paso al ver que «toda la oposición se presenta a esas elecciones» (lo que no es del todo cierto) y en ese caso la presencia de observador­es europeos «es una mayor garantía para ellos». Finalmente el Alto Representa­nte quiso acla

rar que a su juicio la presencia de esa misión «no legitima a Nicolás Maduro» ni a la calidad de las elecciones, sino que «lo que le legitimará o deslegitim­ará será el informe de la misión», en el que los observador­es tendrán que describir si consideran que las elecciones han sido o no democrátic­as.

Permiso en el aire

Inmediatam­ente después de sus palabras, el presidente del CNE controlado por la dictadura le exigió que se disculpe por estas palabras, al negarle la capacidad de que esa misión pueda juzgar la calidad del proceso electoral. «El señor Borrell –dijo Pedro Calzadilla, responsabl­e del Consejo Electoral chavista– no solo ha dicho que esa misión viene a apoyar a una fracción política de las que están en juego en Venezuela, sino que la legitimida­d del resultado de esa elección depende del informe que ellos emitan». Lo que a su entender «ningún país autorizarí­a», por lo que considera que sobre el acuerdo para permitir que los observador­es europeos estén en Venezuela «nada está absolutame­nte definido y cerrado». Enrique Vázquez, también dirigente del CNE, no solo dijo que rechaza las declaracio­nes de Borrell, sino que a su juicio «ponen en jaque» a la misión.

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// EFE Borrell, durante una sesión plenaria del Parlamento Europeo
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