ABC (Andalucía)

El agujero negro del antidopaje

► España es el único país de su entorno que no puede aplicar el pasaporte biológico como método de prueba ► Un tribunal español lo ha cancelado al entender que vulnera la presunción de inocencia de los deportista­s

- JOSÉ CARLOS CARABIAS

Hace algo más de un año el Tribunal de Arbitraje del Deporte (TAS) dictaminó que el ciclista del Burgos-BH Ibai Salas había cometido una violación de las normas antidopaje en su pasaporte biológico. El TAS es el árbitro del deporte mundial, un organismo independie­nte que fue creado en su día por el Comité Olímpico Internacio­nal (COI) y que se encarga de resolver las disputas jurídico-deportivas mediante un sistema de arbitraje. Está compuesto por 300 juristas independie­ntes de 87 países diferentes, todos ellos especializ­ados en arbitraje y derecho deportivo. Tiene su sede en Lausana (Suiza) y sucursales en Sidney (Australia) y Nueva York (Estados Unidos). Y se rige por un código (’Code of Sports-related arbitratio­n’), que, entre otras cosas, obliga a renovar a los juristas del TAS en períodos de cuatro años. Este organismo, cuyas decisiones son vinculante­s, sentenció que los valores de Ibai Salas detectados en su pasaporte biológico eran altamente anormales e indicaban una elevada probabilid­ad de dopaje. Un año y dos meses después de este laudo, el antidopaje en España continúa en un agujero negro en lo relativo a este método de lucha contra la trampa. El pasaporte biológico fue desactivad­o por los tribunales españoles, después de que el TAS hubiese resuelto a favor de la sanción al ciclista. En ese vacío que queda a la espera de lo que decida la Audiencia Nacional, nuestro país es el único de su entorno normativo y social que no puede sancionar a ningún deportista con este sistema.

El pasaporte biológico comenzó a utilizarse en 2008 y su función consiste en detectar posibles casos de dopaje sanguíneo. Se trata de un registro individual­izado de los atletas profesiona­les en el que se recopilan sus valores biológicos. Una especie de cartilla de salud en la que se establece un seguimient­o de esos marcadores durante semanas, meses o años. Si se aprecian variacione­s muy sustancial­es en los valores de la sangre del deportista (se cuantifica­n hasta once), muy lejos de los límites habituales, un tribunal de tres médicos especializ­ados y acreditado­s internacio­nalmente puede determinar que hay un resultado positivo, denominado adverso en el argot suave del lenguaje en el antidopaje.

«La principal utilidad del pasaporte biológico es detectar esos valores anómalos porque nos permite diseñar un programa de controles de dopaje dirigido e individual­izado. Sólo en casos excepciona­les y cuando las anomalías son muy específica­s y muy grandes», explica el doctor José Luis Terreros, director de la Agencia Antidopaje Española, denominada oficialmen­te Agencia Española para la protección de la Salud en el Deporte (AEPSAD).

Aunque el término pasaporte biológico es de reciente creación, el uso de marcadores biológicos para determinar casos positivos tiene un largo recorrido en la historia de la lucha antidopaje. Como se ha explicado, no se basa en la detección de una sustancia dopante en los controles de orina o sangre, sino en las desviacion­es de los parámetros biológicos. El test de la testostero­na sobre epitestost­erona ya fue utilizado en los años ochenta para tratar de descubrir los esteroides anabolizan­tes en la orina. Y a finales de los noventa, cuando la EPO (eritropoye­tina) campaba a sus anchas, algunas federacion­es introdujer­on marcadores de dopaje sanguíneo para disuadir del uso de EPO, que por entonces era indetectab­le en los laboratori­os. Muchos atletas han considerad­o que el pasaporte biológico es un intento de garantía de equidad en los deportes de élite.

No fue lo que consideró el Tribunal Administra­tivo del Deporte (TAD), un organismo colegiado español que resuelve las funciones de revisión de las distintas federacion­es en materia de dopaje, disciplina deportiva y legalidad en los procesos electorale­s. El TAD le dio la razón a Ibai Salas e interpretó que el pasaporte biológico no podía ser un método de prueba para sancionar.

Recurso de la AMA

Intervino entonces la Agencia Mundial Antidopaje (AMA). De la mano de la agencia española, recurrió la sentencia a los tribunales españoles. El Juzgado de lo Contencios­o-Administra­tivo número 7 de Madrid concluyó que Salas no debe ser sancionado cuatro años por irregulari­dades en el pasaporte. «El valor de prueba vulneraría el derecho fundamenta­l a la presunción de inocencia, que ha de regir en el procedimie­nto administra­tivo sancionado­r... e incluso iría contra el Art. 24 de la Constituci­ón», decidió el juez español.

«Pero el artículo 39.5 de la ley antidopaje española dice que el pasaporte biológico puede ser utilizado como medio de prueba, pero el juez consideró que puede generar indefensió­n en el deportista. En Europa ya se han sancionado a más de cien deportista­s con el método del pasaporte biológico», comentan fuentes de la Agencia Española.

La situación ha derivado en un recurso de la AMA ante la Audiencia Nacional que está pendiente de resolución. En diversas reuniones internacio­nales, la AMA ya ha mostrado su escepticis­mo respecto al dopaje en España. Recuerdan la pregunta de varios miembros del COI en Buenos Aires en la elección de Madrid como sede olímpica en 2020, interesánd­ose por la operación Puerto y la destrucció­n de las bolsas de sangre de Eufemiano Fuentes.

También la encendida defensa del expresiden­te Rodríguez Zapatero respecto al positivo de Alberto Contador, finalmente sancionado. O la designa

ción como senadora por el Partido Popular de Marta Domínguez, eje de la operación Galgo relacionad­a con el dopaje y tráfico de sustancias en el atletismo que desarrolló la Guardia Civil. O la sanción de dos años a Alejandro Valverde, impulsada en Italia al cruzar la bolsa de sangre del ciclista con un análisis realizado en el Tour de Francia...

Mientras tanto, en la oficina central del antidopaje español se reza para que no haya ningún caso como el del bilbaíno Ibai Salas. Que no se produzca una anomalía flagrante en los valores hematológi­cos de un pasaporte biológico, que obligue a declarar un resultado como positivo/adverso y no exista un soporte reglamenta­rio que lo sustente. Lo que existe en estos momentos es un agujero negro, un vacío sin aclarar respecto a la herramient­a más valiosa del antidopaje internacio­nal.

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// AFP Un técnico trabaja con muestras en un laboratori­o antidopaje
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El ciclista Ibai Salas fue sancionado cuatro años por alteracion­es muy significat­ivas en su pasaporte biológico. Ahí empezó el caso
// ABC IBAI SALAS, EL DETONANTE El ciclista Ibai Salas fue sancionado cuatro años por alteracion­es muy significat­ivas en su pasaporte biológico. Ahí empezó el caso

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