El abucheo bueno
Podemos sabe lo que vota cada español que protesta
Los abucheos a Pedro Sánchez durante el desfile del Día de la Hispanidad han desvelado un extraordinario secreto de Estado Pablo Iglesias sabe a quién votan todos los españoles. Los abucheadores, por ejemplo, son todos fachas. De manera que, según su silogismo, al presidente le beneficia la bronca y al Rey le perjudica que le aplaudan. Es mejor que a esto le ponga nombre un psiquiatra, que es el profesional competente, pero a bote pronto el exvicepresidente daría lástima si no fuera por que se ha forrado a costa de nosotros. Bastaba con que hubiera repudiado la pitada, que no tiene justificación la reciba quien la reciba, pero ese argumento no le cabe a un personaje que defiende los escraches a los adversarios políticos. Eso es jarabe democrático y esto es fascismo. «Los aplausos al Jefe del Estado y los abucheos al Gobierno solo expresan una obviedad la monarquía es un símbolo político de la derecha y de la ultraderecha. De nadie más», ha escrito el mesías. Este es el típico comentario que en una cena provoca miradas cómplices de conmiseración y algún gesto entre los demás comensales de «pobrecito, no está bien». Las ovaciones al Rey sólo pueden verse como un problema para la monarquía tras un atracón de setas en un ‘coffeeshop’ o un brote de sectarismo de esos que exigen ingreso hospitalario. Pero este delirio sirve al menos para comprobar con nitidez la distorsión mental de la podemia que nos gobierna y los superpoderes de su fundador, que tiene un láser en las pupilas con el que detecta la papeleta que cada ciudadano lleva en el sobre.
Estos perturbados que pastorean el rebaño a bastonazos son los autores de esta España decadente en la que se puede ser un genial transgresor por hacer un baile sensual en una catedral —qué original—, se presentan presupuestos ‘presiosos’ para pagarle el chantaje a los antisistema o se defiende el derecho a decidir de los perros. El abucheo bueno al presidente y el aplauso malo al Rey es una manipulación que supera el estalinismo congénito de Podemos. Eso es de estar colgado. Aunque Stalin avisó de que no se puede hacer la revolución con guantes de seda.