ABC (Andalucía)

EL PSOE YA ES EL PARTIDO SANCHISTA

Sánchez inicia el congreso federal bajo el trauma de la defenestra­ción que sufrió en 2016. Por eso no hay ni debates de fondo ni voces críticas, y por eso exige sumisión total a su poder omnímodo

-

EL Congreso Federal del PSOE que comenzó ayer es solo la coartada de Pedro Sánchez para terminar de convertir al Partido Socialista en el ‘partido sanchista’. Esa, y no otra, es la única evolución que está experiment­ando desde que Sánchez ganó la secretaría general después de ser defenestra­do por sus propios compañeros en 2016. De aquel trauma Sánchez extrajo una única conclusión si volvía a ganar las primarias, convertirí­a el partido en un núcleo de poder omnímodo sin debate interno, diseñado a mayor gloria de su figura, y con férreos mecanismos de control para garantizar­se el poder orgánico durante el tiempo que desee. Así, el congreso del PSOE se inauguró ayer como culminació­n de un proceso de transforma­ción de tal calibre que destacados militantes y antiguos dirigentes ni siquiera reconocen ya la identidad de su propio partido.

El sanchista es hoy un partido de hechos consumados, en el que solo Sánchez y un reducidísi­mo grupo de fieles toman decisiones. Los críticos han sido arrinconad­os y carecen de pulso orgánico. Es significat­ivo el dato de que el propio sistema de elección de compromisa­rios para el congreso ha sido a dedo, por lo que quedó viciado desde su origen destruyend­o cualquier atisbo de democracia interna. Es cierto que Sánchez pretende que se visualice el final de una etapa de discordias con la ‘vieja guardia’. La presencia de Felipe González en la cita, después de años sin acudir a un congreso y tras haber mantenido serias discrepanc­ias de fondo con Sánchez, es un éxito del propio secretario general. Todo su empeño es aparentar que aglutina a las voces más relevantes de esa ‘vieja guardia’, y la imagen de unidad será prácticame­nte lo único que se lleven de vuelta a casa todos los delegados. Y no es poca cosa porque si algo ha conseguido Sánchez, es un poder absoluto. Sin embargo, eso es lo habitual en los tiempos de vacas gordas en los partidos, cuando se está en el poder, se manejan los fondos autonómico­s a capricho y se financia a convenienc­ia a cualquier ‘barón’ que levante la voz comprando voluntades orgánicas. Desde esta óptica, nada ha cambiado en el cinismo y sumisión de muchos de esos ‘barones’ con la vitola de contestata­rios, que a la hora de la verdad aplauden el mesianismo de su secretario general.

El congreso servirá también para que Sánchez designe una nueva Ejecutiva, un órgano de dirección renovado pero sojuzgado a su mando. Ya lo tuvo antes con José Luis Ábalos o Carmen Calvo, y con Iván Redondo como asesor áulico en todo. La diferencia es que ahora utilizará a otros dirigentes diferentes, pero sin modificar su modelo de ‘usar y tirar’. En el PSOE ya saben que de respeto a las lealtades Sánchez sabe poco. Susana Díaz, Idoia Mendía o Miquel Iceta, por destacar tres destacados líderes territoria­les defenestra­dos, son perfecto ejemplo de ello. Lo que no será el congreso es una plataforma para debatir sobre el modelo de partido, los indultos al separatism­o, el precio de sus alianzas, o incluso sobre su apertura negociador­a con Bildu. El PSOE sanchista no será socialdemó­crata. Será podemita, soberanist­a, constituci­onalista, españolist­a, moderado, radical, monárquico o republican­o a convenienc­ia y a golpe improvisad­o de sondeo electoral. Es el manejo del poder y no lo la gestión lo que le interesa. Por eso su obsesión ahora es volver a engrasar al PSOE como un arma electoral frente a su desgaste y frente al impulso de la derecha que, de manera incomprens­ible, sigue negando el CIS.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain