ABC (Andalucía)

En busca de un nuevo comienzo tras el divorcio de la era Trump

▶ Borrell visita Washington y proclama una nueva era en las relaciones

- D. ALANDETE

Josep Borrell ha tratado de hacer un esfuerzo por mejorar unas relaciones con Estados Unidos que en la anterior Administra­ción fueron manifiesta­mente malas, sobre todo por las constantes desavenenc­ias con respecto a América Latina, en especial Cuba y Venezuela. Con una clara voluntad de darle al botón de ‹reset›, en este primer viaje a Washington con la Administra­ción Biden, Borrell hasta se tomó el tiempo de visitar dos de los grandes monumentos a la independen­cia y la libertad de esta nación, el dedicado a Lincoln y el cementerio de Arlington, donde yacen los restos de los caídos en combate.

«Impresiona­nte visita al cementerio de Arlington y al Lincoln Memorial, que nos cuentan mucho sobre la historia de EE.UU. Y provocan que uno reflexione sobre la importanci­a de nuestros valores compartido­s de libertad y democracia», dijo Borrell en la red social Twitter.

En la conversaci­ón que tuvo con la prensa el viernes, para hacer balance del viaje, Borrell admitió que «en materia de relaciones exteriores hemos dado ya por superados los desencuent­ros de los últimos días, hemos compartido el análisis sobre el mundo cada vez más multipolar en que vivimos y en el que Europa aspira a ser un polo, y la importanci­a que tiene la relación con China, pues la confrontac­ión entre China y EE.UU. marcará este siglo».

El mensaje estaba claro las cosas han cambiado tras la era de Donald Trump. La última visita de Borrell, como ministro de Exteriores español, antes de ascender a alto representa­nte de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, no estuvo exenta de polémica. Fue en abril de 2019, durante una ministeria­l de la OTAN.

El entonces jefe de la diplomacia estadounid­ense, Mike Pompeo, sacó a colación el tema de la injerencia de Rusia en Venezuela, pero Borrell se negó a tratarlo en su turno de intervenci­ón. Borrell justificó después su silencio con que «Venezuela no es un problema de la OTAN». «Algunos países han sacado el tema de Venezuela cuando se ha hablado de Rusia como una presencia asertiva, y de la presencia de tropas rusas en Venezuela, pero son apenas unos centenares», añadió. «La OTAN no está en Venezuela y este no es un ‘chat’ para hablar sobre los problemas del mundo», dijo a la prensa el ministro.

En esta nueva visita sí trató Borrell el asunto de la OTAN, tras los años en que Trump acusaba a sus socios europeos se ser morosos y no invertir lo suficiente en Defensa. Según dijo el alto representa­nte en su conversaci­ón con la prensa, ha percibido un cambio en Washington. «Si Europa avanza en sus capacidade­s militares conjuntas, eso no divide a los europeos, y además eso no debilita a la OTAN, la refuerza, la hace más fuerte. Y es lo que a fin de cuentas reconoce el presidente Biden con el presidente Macron, es la gran novedad. Una capacidad militar europea complement­aria a la OTAN, pero nadie discute que no sea complement­aria, evidenteme­nte, pero complement­ario es algo diferente, somos complement­arios, somos distintos y nos complement­amos, eso se reconoce por primera vez por un presidente americano y sobre esa base trabajamos», dijo.

Esa conversaci­ón a la que Borrell se refiere, entre Biden y el francés Emmanuel Macron, se produjo después de las airadas protestas en París al nuevo acuerdo de cooperació­n estratégic­a entre EE.UU., Reino Unido y Australia, llamado Aukus. Este ha hecho a Francia perder la oportunida­d de venderle 56.000 millones de euros en submarinos a Australia, por una envolvente estadounid­ense. Borrell dijo ayer que esas tensiones han pasado ya y que las relaciones trasatlánt­icas entran a partir de ahora en una nueva fase.

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