ABC (Andalucía)

Los agentes de la autoridad sufren una treintena de atentados al día

► Se juzgan como delitos leves y la condena suele ser una indemnizac­ión de entre 50 y 100 euros y multa de 60 ► «El principio de autoridad no existe, se ríen en nuestra cara, nos insultan y nos dan de hostias a la mínima»

- CRUZ MORCILLO

Los agentes lo llaman ponerse las gafas de madera. Significa mirar para otro lado. Con el principio de autoridad por los suelos y una falta de seguridad jurídica y de apoyo institucio­nal palmario esas gafas de madera son el recurso de algunos policías, guardias civiles, mossos y policías locales. Cada día se cometen en España una treintena de atentados a agentes de la autoridad, el año pasado eso supuso un 24 por ciento más que el anterior (8.092 agresiones a policías y 3.111 a guardias civiles), según la proposició­n no de ley registrada por el PP en el Congreso. Una cifra que los agentes consideran inasumible y que acarrea un coste penal mínimo para quienes los cometen.

Al cierre de esta edición se seguía buscando a un individuo árabe que el fin de semana dio una paliza a un inspector de policía en un autobús de Zaragoza porque el agente le conminó a que se colocara una mascarilla. El individuo la emprendió a golpes y puntapiés contra el policía. Intervinie­ron el resto de pasajeros y el agresor escapó. Una vez más la imagen de la quiebra del principio de autoridad quedó grabada. «El más tonto va al gimnasio, sabe golpear y te puede buscar la ruina. Este sabía golpear, no hay más que verlo», explica un jefe de Seguridad Ciudadana de Madrid. Acaba de tener un juicio por un hecho similar durante una intervenci­ón en un barrio del sur de la ciudad. «Le condenaron a pagarme una multa de 50 euros», dice. «Raro es el turno en el que no tenemos detenidos por atentado a agente de la autoridad. Varios. El problema es que se juzgan como delitos leves y además no tenemos seguridad jurídica. Si tienes un problema, te acometen a patadas cuatro o cinco individuos, te defiendes y acabas imputado», explica tras una larga experienci­a en la calle, ahora como jefe.

Un caso prototipo. Llamada porque se está produciend­o una reyerta en un bar. Acude un zeta, intenta separar a quienes pelean. Pegan a los policías. Piden refuerzos y medio bar se suma a la trifulca contra los agentes. Ocurrió en un pub de Usera hace un par de semanas. «Tendríamos que haber hecho 20 detenidos por lo menos, al final nos llevamos a los que la liaron más gorda. Unas horas después estaban en libertad», explica el agente. Dos policías resultaron heridos.

En 2020 los atentados contra agentes de la autoridad crecieron un 24% , según los datos de Secretaría de Estado de Seguridad. En 2021 las cifras son todavía más alarmantes con 6.303 ataques entre enero y agosto, según denuncia el SUP. Supone 26 delitos al día contra agentes. Aseguran que sufren desprotecc­ión «legal e institucio­nal». Y no es un sentimient­o exclusivo de policía nacional, sino que esa percepción se extiende al resto de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.

El ataque al inspector de Zaragoza ha motivado que el SUP convocara ayer a todos los agentes a concentrar­se ante las puertas de las comisarías. Querían mostrar apoyo a su compañero y exigir medidas más duras contra los autores de agresiones a policías. «Bajo el lema ‘#StopAgresi­ones’ no sólo queremos amparar públicamen­te y en los tribunales a nuestro compañero agredido. También queremos insistir una vez más en denunciar lo barato que sale agredir a un policía en nuestro país y solicitar que se potencie la protección legal e institucio­nal a los policías». El sindicato ha anunciado que se personará como acusación, igual que ha hecho en el caso de los agentes procesados por entrar en un piso a la fuerza en el que se celebraba una fiesta ilegal en plena pandemia. Y una novedad▶ consideran que el árabe, autor de la paliza, cometió un delito de odio porque el inspector se identificó como tal, una y otra vez.

Los policías se sienten cuestionad­os. «Esto no es la tele. Tienes que reducir a un individuo y no sabes cómo va a acabar. El otro va con todo. Hay un clima muy violento en la calle. Nos llaman racistas, perros, saben que no les va a pasar nada. No es solo un problema de leyes, es también una percepción social. Saben que no les pasa nada, que estamos desprotegi­dos».

«No es solo un problema de leyes, es también una percepción social. Saben que no les pasa nada, que estamos desprotegi­dos»

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// GUILLERMO NAVARRO Agentes de policía, concentrad­os ayer a las puertas de Carabanche­l (Madrid)

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