La botica del hospital
Su trabajo resultó esencial para consolidar en España los servicios de Farmacia Hospitalaria
José Carlos Montilla se licenció en Farmacia en la Universidad Complutense en 1959. Los universitarios de su generación accedieron al mercado de trabajo en momentos decisivos para España. Fue entonces, en el inicio de los sesenta, cuando se consolidó la apertura económica española, tras muchos años de autarquía; son los comienzos de un notable despegue de las clases medias, al tiempo que los españoles se mueven ya notablemente por el extranjero. La década de los sesenta asentó en nuestro país los cambios socioeconómicos que harían posible la Transición política pacífica ocurrida en los setenta, culminando en la Constitución de 1978. La trayectoria profesional, larga y fecunda, de Montilla se comprende mejor si se contextualiza en el marco de lo que ha representado y representa la Farmacia para nuestro país. Vivió y trabajó como farmacéutico en años en los que la Farmacia experimentó notables avances, de la mano de las disciplinas químicas y biomédicas que le dan sustento.
Sus primeros diez años los dedicó a la Farmacia del Gran Hospital de la Beneficencia General del Estado (hoy Hospital de la Princesa), abordando la preparación de las más diversas formas farmacéuticas para uso hospitalario. Gracias al manejo de la tecnología farmacéutica más avanzada pudo aportar innovaciones de apoyo notable a los servicios clínicos, como el de cardiología. El trabajo de pioneros como José Carlos Montilla, que obtendría su Doctorado en Farmacia en 1970, resultó esencial para consolidar en España los servicios de Farmacia Hospitalaria. Desde los setenta constituyen un ámbito fundamental en nuestros hospitales, al tiempo que son el lugar de formación de muy cualificados especialistas.
El doctor Montilla se desplazó a Estados Unidos en 1970, becado por la Fundación del Amo, atraído por el notable desarrollo profesional y científico de la Farmacia Clínica en aquel país. Tras esta estancia formativa, su trayectoria profesional derivó a una dedicación plena a la industria farmacéutica innovadora, con todo lo que supone de aplicación de los avances científico-tecnológicos al desarrollo y producción de medicamentos. Como director técnico de la empresa innovadora internacional Lilly en España fue responsable de la diversas tareas que supone poner en el mercado medicamentos con la garantía de calidad, que cumplan la exigencias de un sistema sanitario regulado al servicio de la salud de los ciudadanos. Realizaciones importantes por su parte, en la empresa Lilly, fueron el puesta en marcha de una fábrica de materias primas y la configuración de una planta de producción de formas farmacéuticas con capacidad para exportar a 95 países.
Su compromiso con la formación de especialistas farmacéuticos le ha llevado a liderar el desarrollo de la especialización en Farmacia Industrial y Galénica; su motivación por la tareas profesionales se materializó en una larga cooperación con el Colegio de Farmacéuticos y con diversas asociaciones profesionales y fundaciones. Imposible mencionar la lista de reconocimientos y condecoraciones que recibió, entre ellas Cruz de Honor de la Sanidad Madrileña, Académico de la Real Academia de Farmacia de Barcelona y la Medalla de la Universidad de Alcalá de Henares.
Descanse en paz quien ha sido un destacado profesional de la Farmacia, cuyo desempeño siempre estuvo a la altura que los tiempos demandan. El autor de estas líneas reconoce agradecido el generoso apoyo de Montilla a la investigación en la Universidad.