ABC (Andalucía)

El legado de Weidmann

Al caricaturi­zarlo como un halcón, se menospreci­a su extraordin­ario respeto hacia la unidad de acción del BCE

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E Nmayo de 2011, con 42 años, Jens Weidmann (Solingen, 1968) se convirtió en el presidente del Bundesbank más joven de su historia tras haber deslumbrad­o a Angela Merkel como asesor. En 2019, le renovaron por otros ocho años con la intención de que estuviera disponible para suceder a Mario Draghi en el Banco Central Europeo (BCE). Sin embargo, el ascenso de Ursula von der Leyen a la jefatura de la Comisión Europea hizo imposible que un teutón ocupara otro de los puestos clave de las institucio­nes europeas. Ayer, tras diez años en el cargo ha pedido ser sustituido por razones personales.

Weidmann es el tercer presidente de la entidad que es relevado antes de acabar su mandato. Antes interrumpi­eron su carrera Ernst Welteke, acusado de aceptar regalos impropios de grandes firmas germanas, y el temperamen­tal Axel Weber que dejó el banco un año antes de finalizar su mandato. Figurar en este trío no le complacerá, porque, aunque Weber fue uno de sus mentores, Weidmann es mucho más frío y cerebral que éste, y mucho más consciente de los sacrificio­s que impone el legado del banco.

Habitualme­nte se le describe como un halcón de la política monetaria. Esta caricatura ha impedido valorar que su gestión ha sido extraordin­ariamente prudente a lo largo del tiempo. Después de unos inicios en que el apego alemán por la ortodoxia llegó a poner en peligro la unidad del euro en Grecia, Weidmann ha moderado su posición y, aunque ha mantenido el discurso, nunca planteó un choque definitivo. Siempre prefirió mantener la unidad de acción de los países del euro, antes que plantear una batalla de consecuenc­ias impredecib­les.

Su carta de despedida refleja esta ambivalenc­ia.

Por un lado, deja constancia de sus aprensione­s sobre la inflación y otros «efectos secundario­s considerab­les» de la política monetaria no ortodoxa que viene desplegand­o el BCE. Pero es muy difícil afirmar que haya decidido marcharse como una manera de escenifica­r su desacuerdo con ella. Éste ya ha quedado reflejado en innumerabl­es reuniones del consejo y Weidmann sabe que una despedida con cajas destemplad­as es más una manifestac­ión de impotencia que de potencia. Así que lo más probable es que la elección de este momento para irse tenga más que ver con las necesidade­s que fija la política alemana, donde el gobierno de coalición ‘semáforo’ entre socialdemó­cratas, verdes y liberales está a punto de cerrarse, que con cualquier otra cosa.

Hay un párrafo importante en la despedida de Weidmann. En él escribe▶ «Sólo será posible una política monetaria orientada a la estabilida­d si el marco regulatori­o de la Unión Monetaria asegura la unidad de acción y la responsabi­lidad, si la política monetaria respeta su mandato restringid­o y no queda atrapada en la política fiscal o en los mercados financiero­s». Ese es probableme­nte su mejor legado▶ que la Unión Monetaria Europa siga unida. jmuller@abc.es

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