La lava engulle la gasolinera de La Laguna en su avance al mar
La isla sufre el peor terremoto registrado hasta la fecha, de 4,8 de magnitud
El director técnico del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca), Miguel Ángel Morcuende, no fue el transmisor ayer de buenas noticias para los vecinos del barrio de La Laguna, que conservaban todavía algo de esperanza ante la amenaza de la lava que hace días tienen en la puerta del barrio. Las coladas número 8 y 10 ya han entrado en el núcleo urbano, con un aporte «potente» de energía que las hace avanzar con velocidad.
La más destructiva de esas coladas ya ha alcanzado rápidamente la gasolinera, y se espera que continúe su avance hacia el sur de la montaña de La Laguna, que es el mejor escenario posible ante el desastre. Al contrario, si la colada toma rumbo al norte, el escenario sería «poco deseable» en lo relativo al volumen de destrucción y daños, dijo el experto.
Esta colada es un ramal que se ha creado entre dos lenguas de lava y que tiene todavía «más aporte de calor», alcanzando la altura de la gasolinera que está situada en la rotonda de entrada de este barrio de Los Llanos de Aridane. Ante el avance de la lava, esta zona ya fue desalojada hace días, y el combustible de esta estación fue evacuado para evitar daños mayores.
Morcuende señaló que todo el equipo ha puesto sus ojos en las coladas 8 y en la 10. La primera de ellas arrasó el supermercado Spar de La Laguna, mientras que la segunda sepultó el campo de fútbol del barrio. La colada 10, la más reciente y fruto de un desborde al norte por la altura de la colada, ya se encuentra a escasos metros del colegio de La Laguna. Si estas coladas tomaran rumbo al norte abordarían un núcleo poblacional con muchas viviendas. La supervivencia o no del barrio podría conocerse en las próximas horas, con un avance en el frente o un crecimiento en altura que salve a este pueblo de la fiereza del volcán de Cumbre Vieja.
En el caso de que se «derramen» al norte de la montaña de La Laguna, se espera un «transporte de la carga» de lava que puede sepultar y amenazar nuevas edificaciones y, sobre todo, cultivos que ocupan gran superficie en el entorno de la carretera de la costa. La mejor opción sería que las coladas alcanzasen las vaguadas que tienen topográficamente en su camino al sur de la montaña de La Laguna, evitando así su avance hacia el norte. Otra opción que podría suceder es que al final se frenen y ganen altura, ya que al avanzar «degluten» material que las frena y hace que su avance sea más denso, pesado y por tanto lento, como explicó Morcuende. «Se verá qué puede pasar», pero las personas están aseguradas y no peligran vidas, ya que todos los escenarios posibles se darían en núcleos ya evacuados, emplazó.
El volcán ha devorado 807 hectáreas y la anchura máxima entre las coladas es de 2,9 kilómetros. Todo lo que está en ese espacio está sepultado o totalmente aislado. Según el catastro, hay 1.122 edificaciones destruidas, y a la pena por las pérdidas, los vecinos suman los terremotos diarios, el de hace dos noches fue el más grande hasta la fecha (4,8 de magnitud).