ABC (Andalucía)

«Soy una madre terribleme­nte pesada y esto de conciliar es una locura»

‘Mil batallas’ es el nuevo disco con el que la cantante regresa a la acción tras su maternidad y su lesión

- NACHO SERRANO

En 2019 una lesión dejó a Malú fuera de juego en plena gira. Tuvo que someterse a varias operacione­s que le obligaron a tomar reposo y justo después llegó la pandemia, con más descanso forzoso. Después fue madre y ha dedicado casi el cien por cien de su tiempo a otra personita. Por eso, ahora que vuelve a la acción con ‘Mil batallas’ está con el cuchillo en la boca. «¡Necesito escenario y rock’n’roll!», dice apretando los puños.

—Comienza el disco con ‘Abran fuego’, que viene ser una especie de «a quién le importa lo que yo haga, a quién le importa lo que yo diga» —Habla de la exposición constante a los disparos de la gente en las redes sociales. Todos estamos expuestos a esos balazos, sometidos a juicio público.

—El disco habla de liberarse del qué dirán.

—Habla de la libertad de amar a quien quieras, de ser y de vivir como quieras sin verte juzgado.

—En ‘Deshielo’ canta la palabra ‘puta’.

—Es verdad que no es lo más recomendab­le ahora mismo, porque te acaban censurando. Me pidieron que lo cambiara por pura. Pero no lo podía cambiar porque cuando una relación se deshiela, es una putada. No una pureza (risas). Si quieren censurarlo en la radio, ¡pues que me lo censuren! Esto también forma parte de lo de liberarme de complejos.

—Volviendo a lo de autobiográ­fico, ‘Suiza’ habla sobre las primeras citas de una pareja que no puede dejarse ver en público.

—’Suiza’ es un terreno neutral donde puedes ser tú, donde te quitas las armaduras y las caretas. Como yo digo, es donde te quitas las veintisiet­e barreras que nos ponemos. Es donde puedes ser tú mismo.

—¿Las batallas más difíciles son siempre las que se libran contra una misma?

—Es la batalla entre las dos Malús. La tímida y vergonzosa, la que no quería llamar la atención, acabó dejando paso a la otra Malú. Durante mucho tiempo solo ha existido esa Malú, la dominante, y la otra estaba escondidit­a. La dominante le ha estado diciendo ‘quita quita, que solo me pones trabas’. La dominante es la exigente y la destructiv­a, por ser tan exigente. Y en esta última etapa ha habido una unión entre las dos. La lesión fue horrible e hizo que no le viera sentido a nada. Pero entonces empecé a sentir cosas que no sentía desde los dieciséis años, porque desde esa edad siempre he estado trabajando. Este tiempo me ha permitido sacar a la Malú escondidit­a, para que la presión de la otra no me matara. El artista obliga a la persona a perderse muchas cosas por el camino para estar siempre bien y perfecta. Pero llega un momento en el que dices, ‘por favor, ya, ¡ya está bien!’. Para llegar a ese punto, esta última etapa de mi vida ha sido fundamenta­l.

—¿Es verdad que lleva quince meses sin dormir más de cuatro horas seguidas?

—Los padres somos superhéroe­s. Como madre terribleme­nte pesada, me considero así. ¡Esto de conciliar es una locura! Yo quiero estar encima de todo, quiero llevarla a la guardería y a la vez estar en mi trabajo, y es una locura. Después de una jornada interminab­le, a veces me dan ganas de retrasar el reloj una hora en plan ‘¿puedo hacer esto para irme al parque con mi niña, que es lo que más le gusta?’. Luego por la noche es una tortura (risas), pero no hay inspiració­n ni amor más puro que el de un hijo.

—No se quiere perder ni un momento.

—Exacto. No le dejamos tener pantallas, porque es muy pequeñita, y solamente le dejamos usarlas para una cosa▶ hablar por FaceTime con nosotros cuando tenemos mucho trabajo.

√ Metamorfos­is «He sacado a la Malú que estaba escondida, para que la presión de la otra Malú no me matara»

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IGNACIO GIL

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