La felicidad del 1-0
El equipo que menos faltas comete encabeza la lista de amonestados. Queda claro quién es el rival
Aquí lo que pasa es que el Aleti de Madrid ganó la Liga la temporada del Covid. Los infalibles gurús –siempre escorados del lado fácil de la vida– solemnizaron que el equipo rojiblanco casaba con la dramática circunstancia de la pandemia: «Solo el Aleti puede ganar esta Liga». ¿Cómo no iba a ganar el viejo ‘pupas’ una Liga sin público? Al final, como en cualquier juego, vence el que menos errores comete. Al Aleti, como en casi todos los anteriores campeonatos de su historia, le costó ganar hasta «la última fecha» (recuerda Simeone). Nada nuevo bajo el sol de lo futbolísticamente correcto salvo la frustración infantil de quienes no soportaron ver cómo se rompía el bipartidismo a manos del incómodo Diego Pablo, apóstol feliz del 1-0. Según la teoría de la manta, debido al pelotón de atacantes de élite en la actual plantilla se quedan al descubierto los defensas y en manos de la providencia el santo esloveno. Se echa de menos un gol y puerta a cero. Sin concesiones, ni regalos, con el personal metido detrás del balón esperando el final como cuando Morante se fuma un puro en el callejón. El otro día en Valencia faltó Gabi alicatando las líneas de pase, apretando a los centrales contrarios la salida de balón y saliendo a toque de corneta a por el descabello. El Aleti se hincha de balón como nunca en la etapa de Simeone. Luis Aragonés, cuya estatua ya acompaña al Metropolitano como la de Antonio Bienvenida a las Ventas, insistía: «toquen, toquen, hasta que aparezca la jugada». Contra el Levante, en la primera media hora solo apareció a «pelota parada» (sostiene Simeone) como solución limpia y profesional. Si se gana la posesión que sea para «lastimar» (explica Simeone) y apuntarse los tres puntos como si el árbitro no estuviera. El equipo que menos faltas comete encabeza la clasificación de amonestados. «Nos buscan» (apunta Simeone). Queda claro en este primer tercio del campeonato quién es el rival. Si el pie derecho de Joao Félix sigue entero se debe a la fortuna. El Aleti, como en la excelente serie de Amenábar, cuenta con un tesoro. Además de rezar a la patrona de Madrid, cuya festividad se celebra la semana entrante, los de la grada solo podemos montar un alboroto cada vez que alguien le pegue otro leñazo igual a las «200 patadas» (cuenta Simeone) que le sacudieron a la luna de Valencia mientras el árbitro perseguía sombras mirando al tipo del VAR.