Andalucía lidera la producción de marihuana en España
► 6Los narcos subcontratan y arman a una legión de personas para cultivarla en naves, garajes y viviendas a cambio de suculentas ganancias mensuales
España se ha convertido en el principal exportador de marihuana al resto de Europa y Andalucía ya lidera la producción nacional. En pleno debate sobre la legalización de esta droga, la realidad es demoledora. Las organizaciones de narcotraficantes se están haciendo de oro con el cultivo de cannabis, una droga que se produce en territorio nacional —no ocurre lo mismo con el hachís, que se produce en Marruecos—, con todo lo que ello conlleva: mafias, blanqueo de capitales y violencia, mucha violencia. Los narcos se roban entre ellos, una práctica que en el argot policial se conoce como «vuelco», lo que ha desatado una escalada de violencia sin precedentes en nuestro país.
Estas organizaciones criminales están introduciendo además en esta actividad ilícita a miles de personas que nunca se habrían visto envueltas en el narcotráfico pero que obtienen así unos suculentos ingresos mensuales.
Los datos estadísticos ya los conocemos, toneladas y toneladas de droga intervenidas, miles de detenidos y numerosos frentes judiciales. Las intervenciones de marihuana son además diarias.
Para entender mejor cómo se ha llegado hasta aquí, ABC ha recogido los testimonios de dos miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que combaten día a día la lacra del narcotráfico en primera línea.
El capitán Ruiz, perteneciente al OCON Sur, creado para combatir el narcotráfico en Andalucía, conoce muy bien lo que está ocurriendo: «España es el gran suministrador de marihuana de Europa y Andalucía es la mayor
Los robos entre los narcos son constantes por lo que han provisto de armas de fuego a sus «empleados» para proteger los cultivos
Las organizaciones les proporcionan las semillas, le montan toda la instalación y les enganchan la electricidad
zona de producción de todo el país. Este problema se ha extendido a Cádiz, Sevilla, Málaga, Huelva, Almería…», sentencia.
Reconoce que se ha convertido en un auténtico quebradero de cabeza. Y es que el cultivo de marihuana en Andalucía estaba relegado a la provincia de Granada. Su clima tropical lo favorece. Comunas hippies la cultivaban para autoconsumo, así como algunos estudiantes. Hablamos de hace poco más de una década. «Esa producción se limitaba al autoconsumo pero hubo quienes se dieron cuenta de que podían hacer grandes cantidades de dinero», explica.
Y así fue como el cultivo de marihuana se comenzó a extender por toda la provincia de Granada para luego llegar al resto de Andalucía. Hoy en día toda la región está «contaminada».
Ignacio Vega es el jefe de la Udyco de la Brigada Provincial de Cádiz de la Policía Nacional. Coincide con el capitán Ruiz en su análisis: «De Granada pasó a la Costa del Sol, donde el crimen organizado vio que esto era una fuente de ingresos brutal. No perdieron el tiempo. De ahí al resto de Andalucía, también en Cádiz, donde hay muchas organizaciones de narcotraficantes y tienen ya su logística para el transporte de hachís. En Cádiz ya está totalmente implantando. Los grandes capos de la marihuana de esta provincia son traficantes de hachís de toda la vida. Vieron un filón. Han pasado de ser meros transportistas del hachís a cultivar marihuana. Sabemos de alguno de los más conocidos de la zona de Sanlúcar que incluso no quiere saber nada ya del hachís. Con la marihuana ganan casi tanto como con el hachís y se complican menos la vida».
Otro factor determinante fue descubrir que el cultivo indoor —en interior— es mucho más productivo que el que se hacía en el campo, lo que además suponía menos riesgos al estar ocultas las plantaciones. «El cultivo outdoor, en el campo, consiste en grandes matas que crecen a su suerte y dan una producción más grande pero de menor valor porque la marihuana tiene menor calidad.
Cuando hablamos de los cultivos indoor, la producción es intensiva y de mayor calidad, su THC (el componente psicoactivo del cannabis) es mayor. Pueden cultivar hasta cuatro cosechas al año. Las ganancias son tremendas», señala el capitán Ruiz.
Pero necesitan infraestructuras. Ambos mandos nos cuentan que estas organizaciones han ido corrompiendo a muchas personas a las que subcontratan que no pertenecían a estos círculos criminales. Captan a personas con naves industriales, garajes, sótanos o viviendas. A cambio obtienen unas ganancias mensuales que van desde los 1.500 a los 3.000 euros mensuales —la cifra varía según el volumen de la producción—. Quien se preste a ello debe custodiar y cuidar el cultivo.
La organización se encarga de todo, le financia y le instala todo lo necesario: le facilita las semillas, le instala el aire acondicionado, los humidificadores y engancha de manera ilegal el suministro eléctrico para que no «cante» por lo disparatado de la factura y también para ahorrar costes. Es mucho más rentable así. Lo único que tienen que hacer es asumir el riesgo de tener una plantación previo pago.
«Han introducido en el tráfico de droga a un sector poblacional que en la vida se habría visto traficando con droga. Es una manera de obtener unos ingresos suculentos» añade el capitán Ruiz.
«Les montan una plantación en su nave, una parcela o en su pro
pia casa. Lo financian todo y esa persona únicamente la cuida y la trabaja tras recibir las indicaciones oportunas», añade el inspector Vega. Suelen ser pequeños empresarios a los que les va mal o personas que necesitan dinero o quieren mejorar su situación económica. No hay un perfil definido. Además, ambos agentes nos cuentan que se está socializando y aceptando el cultivo de marihuana como algo normal, como una manera relativamente fácil de obtener un ingreso extra.
Empresa de catering
El inspector Vega destaca las enormes ganancias que deja la marihuana y nos ofrece un caso real que lo constata▶ «Tuvimos una operación en la que a una persona, por tener cultivos en una nave en San Fernando y otra en Jerez le pagaban 3.000 euros al mes». Bajo la apariencia de una empresa de catering —habían instalado un cartel, serigrafiado el supuesto vehículo de la empresa y dotados con uniformes de empresa a los ‘empleados’— esta organización obtenía ingentes cantidades de dinero. «Montar cada nave le costó a la organización unos 80.000 euros. Según nuestros cálculos, por cada cosecha iban a sacar 300.000 euros y mínimo sacan tres al año, si no cuatro… A cambio de los 80.000 euros de inversión ganan un millón de euros al año….En esas cifras se mueven».
Otro aspecto que preocupa, y mucho, es la escalada de violencia que genera esta actividad. Dotan a sus subcontratados de armas de fuego. «Si antes en las plantaciones había cierta relajación, no había miedo a que te pillaran…ya no es así. Esas plantaciones están siendo robadas por otros narcos. Se roban la marihuana entre ellos. Es muy frecuente. El siguiente paso fue proveer a estas personas de armas y se está generando una violencia muy importante», subraya el capitán Ruiz.
Otro factor a tener en cuenta. Mientras el hachís se produce en Marruecos y la cocaína en Sudamérica, la marihuana se cultiva en territorio nacional. «El hachís también deja mucho dinero pero las organizaciones de aquí sólo son intermediarias y transportistas desde Marruecos. Se llevan una parte porque no son los dueños de la droga. Con la marihuana sí. Son los productores, los transportistas y los dueños de la mercancía, y el margen de beneficio es brutal», añade el inspector Vega.
Los narcos necesitan blanquear sus enormes ganancias y algunos recurren a abrir negocios. «Lo van a corromper todo. Compiten deslealmente en un mercado en el que ni siquiera quieren competir, lo único que persiguen es blanquear dinero. Eso hunde la economía. La gente no va a poder competir con ellos. Van a empezar a comprarlo todo», advierten.