Cuenta atrás para una nueva tanda de cesiones a ERC, Bildu y PNV
Los Presupuestos superaron ayer su primera prueba de fuego en el Congreso. Arranca ahora la negociación de las enmiendas
La mayoría que invistió a Pedro Sánchez presidente del Gobierno volvió a funcionar ayer al permitir que los Presupuestos de 2022 superaran su primera prueba de fuego en el Congreso. El proyecto pasó por encima de las siete enmiendas a la totalidad presentadas en su contra, con 188 votos a favor de su tramitación frente a los 156 que pedían su veto y una abstención. La mayoría cosechada fue amplia, pero menor que la del año pasado cuando 198 diputados apoyaron la tramitación de las nuevas cuentas frente a los 150 que estuvieron en contra.
La votación –la primera completamente presencial desde el estallido de la pandemia– puso fin a día y medio de debate maratoniano e hizo estallar de alegría a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, aunque ya sabía que las cuentas superarían el trance por los preacuerdos alcanzados con ERC, Bildu y el PNV. El jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, acudió al Congreso cuando el debate llegaba a su fin y quiso dejar constancia de su agradecimiento al portavoz republicano, Gabriel Rufián, al buscar su saludo antes de regresar a La Moncloa.
El miedo como «motor»
El proyecto será objeto ahora de un nuevo tira y afloja entre el Ejecutivo y sus socios que alumbrará forzosamente una nueva tanda de cesiones por parte de los socialistas. De lo contrario, las cuentas estarán condenadas. Ayer se lo advirtieron crudamente a Montero desde Rufián al portavoz adjunto de EH Bildu, Oskar Matute, y, por supuesto, la representante del PNV, Idoia Sagastizabal. Porque aunque la mayoría de investidura funciona, su único ‘motor’ es el miedo a un gobierno de derechas y no el entendimiento o la sintonía entre sus fuerzas, como se quejó ayer Rufián. «Calculen bien sus fuerzas porque yo no sé si les queda gasolina en los motores para tanto viaje», advirtió con dureza el republicano durante el debate. «Solo se ha superado la primera fase de esta negociación, señorías del Gobierno, solo la primera. De ustedes depende que se pueda superar la segunda», añadió.
El discurso del republicano venía presionado por los ataques que la portavoz de Junts, Míriam Nogueras, dedicó a quienes tratan con el Ejecutivo la tarde del miércoles, pero también obedecen al malestar que genera en los socios la «soberbia» con la que, según Rufián, La Moncloa trata a sus aliados parlamentarios.
Similar percepción trasladó EH Bildu aderezada, además, con una dosis de desconfianza en los sanchistas. «No se la jueguen, cumplan sus palabras y sus acuerdos y a todos nos irá mucho mejor, incluidos a ustedes», subrayó Oskar Matute, quien también advirtió de que el Gobierno no puede dar «por hecho» el apoyo de su grupo «porque aún quedan cuestiones para negociar y acordar».
Después de que el coordinador de esta formación, Arnaldo Otegi, confesara su intención de pedir la excarcelación de 200 etarras presos a cambio de su apoyo a las nuevas cuentas, Matute evitó ayer realizar referencia alguna a los condenados. Según dijo, sus exigencias se centran en la derogación de la reforma laboral y más avances sociales. Unas cuestiones que, a su entender, «no deberían ser un obstáculo para un gobierno que se dice de izquierdas y progresista». «Seremos razonables, pero seremos exigentes», remachó.
El PNV utilizó un tono más moderado que ERC y EH Bildu, pero también dejó claro que al Gobierno le queda mucho por ceder. Su diputada Idoia Sagastizabal dijo que las nuevas cuentas aún tienen que recorrer «un buen trecho» antes de poder recibir su apoyo y reclamó avances en la agenda vasca, más inversiones y la aceleración de las infraestructuras en marcha como la ‘Y vasca’. La política vasca coincidió, además, en las dudas sobre la credibilidad del cuadro macroeconómico expresadas anteayer por PP, Vox y Ciudadanos, recordando que el gasto está indexado a la inflación.
Hoy, el listado de exigencias
Montero, sin escapatoria, no pudo sino admitir que está en manos de sus aliados por su situación en minoría. Lo hizo con tono paciente al principio pero molesto después. «De verdad les digo que no es necesario que todos los que se suban a tribuna recuerden a este Gobierno que mostrar disposición a los Presupuestos no es un cheque en blanco, lo tenemos muy claro, lo sudamos todos los días», protestó la titular de Hacienda ante las continuas advertencias de sus socios. «Este Gobierno suda la camiseta cada vez que sale al terreno de juego», insistió, «y por tanto el peligro de que nos confiemos en que otro nos vaya a apoyar le puedo asegurar que no lo
María Jesús Montero
Ministra de Hacienda «Tenemos claro que los PGE no son un cheque en blanco, los sudamos cada día» Gabriel Rufián
Portavoz de ERC «Calculen sus fuerzas porque no sé si les queda gasolina para tanto viaje» Oskar Matute
Portavoz adjunto de EH Bildu «La CEOE puede tener mucho poder, pero no tiene los cinco votos de Bildu»
tenemos», añadió para aplacar a sus aliados.
Esta escenificación de exigencias y promesas fue muy criticada tanto por el PP como por Ciudadanos. La portavoz de los populares en el Congreso, Cuca Gamarra, denunció que el Gobierno sigue cediendo ante sus socios y consideró que ayer fue «un mal día» para el país porque las cuentas no buscan «dar respuesta a los problemas que tienen los españoles en su día a día» sino mantener a Sánchez en el poder. El portavoz nacional de Ciudadanos, Edmundo Bal, también definió como «una mala noticia» que las nuevas cuentas hayan superado el debate porque «se fundamentan en las concesiones» a los independentistas.
El plazo para que los aliados del Ejecutivo listen sus exigencias económicas –a estas se añadirán las políticas– concluye hoy a las 14.00 horas, cuando el Congreso cerrará la recogida de enmiendas parciales. En ese momento comenzará la cuenta atrás para cerrar un acuerdo en la Comisión de Presupuestos que asegure la aprobación definitiva de las cuentas. El Gobierno y sus socios tienen de margen hasta el pleno del 22 al 25 de noviembre cuando el Pleno del Congreso se reunirá para aprobar o rechazar la versión definitiva del proyecto. El texto pasará después al Senado, donde aún podría recibir algún retoque. La previsión del Gobierno es que los nuevos Presupuestos entren en vigor el 1 de enero.