Acusados de colaborar con ETA utilizan el discurso de Otegi en Ayete como coartada judicial
▶ Presumen de ese «paso importante» y piden a la Audiencia Nacional que «lo tenga en cuenta de cara a la sentencia»
El entorno etarra que todavía tiene causas pendientes con la Justicia ha encontrado una nueva coartada en el polémico discurso que interpretó recientemente el líder de Bildu, Arnaldo Otegi, para reconocer el daño causado por ETA, pero sin pedir perdón a las víctimas, sin condenar de forma expresa esa violencia y sin instar a los presos a que colaboren con la Justicia para esclarecer los casi 300 casos que los tribunales no han podido resolver. Así quedó patente ayer en la Audiencia Nacional durante la última sesión del juicio contra el denominado frente jurídico de ETA, el colectivo de abogados abertzales acusados de colaborar con la banda antes de que ésta anunciara el cese definitivo de la actividad armada a finales de 2011.
Antes de que este juicio quedara visto para sentencia, el tribunal concedió a los seis acusados su derecho a la última palabra, que solo ejercieron dos de ellos. La primera fue la considerada como cabecilla de ese colectivo de abogados proetarras, Arancha Zulueta, para la que la Fiscalía pide hasta 19 años de cárcel por integración en organización terrorista como dirigente y por depósito de armas y explosivos.
Zulueta no desaprovechó su última palabra, que se prolongó durante casi media hora, para pedir la absolución con argumentos como el actual «contexto político y social» que, según ella, «podría tener relación» con las penas a las que se enfrenta.
De hecho, la acusada se centró en argumentos «políticos y sociales» para cerrar su defensa judicial, como ese discurso de Otegi del pasado 18 de octubre, cuando compareció en Ayete (San Sebastián) en lo que pretendía ser un reconocimiento público del dolor causado por ETA coincidiendo con el décimo aniversario del cese de las armas.
Zulueta presumió ayer en la Audiencia Nacional de que «yo he ayudado jurídica y políticamente» a que se produjera ese discurso, que calificó de «un paso muy importante» porque «de alguna manera se reconoce el dolor de las víctimas». Incluso, pidió al tribunal que «lo tenga en cuenta a la hora de dictar sentencia».
La acusada insistió en que, con ese discurso de Otegi del que ella misma se considera «responsable» en parte, «se ha vuelto a dar un paso importante por la convivencia y la paz» y espera que todo ello «pueda tener su importancia de cara a la sentencia» a la que se enfrenta. Si Zulueta no abundó más en esa línea de defensa fue porque la presidenta del tribunal, la magistrada Ángela Murillo, la interrumpió para que «no nos dé aquí mítines de ETA, circunscríbase a su defensa».
«Ese discurso aquí no»
Lo mismo ocurrió con el otro acusado que hizo uso de su última palabra, el también abogado abertzale Jon Enparantza, quien durante su «reflexión» lamentó que, «después de tantos años» del cese de las armas, «se afronten las consecuencias del conflicto desde una perspectiva policial o judicial».
Enparantza llegó a decir que habría sido «más satisfactorio para todos» que este juicio se hubiera desarrollado «desde un punto de vista más constructivo y positivo», lo que obligó de nuevo a intervenir a la presidenta del tribunal de forma contundente «Aquí no se hace política, se hace justicia. Ese discurso en otros foros, aquí no».
Zulueta y Enparantza aceptaron en 2019 sendas condenas de tres años y medio y dos años y siete meses de prisión por liderar el frente de ‘makos’ (cárceles) de ETA.
«Aquí no se hace política, sino justicia», respondió la presidenta del tribunal a los acusados que recurrieron al «contexto político y social»