ABC (Andalucía)

La subida «excesiva» de sueldos suma una segunda condena en el caso Invercaria

► La Audiencia de Sevilla impone otros dos años de prisión para el expresiden­te Pérez-Sauquillo

- J. DÍAZ

Al expresiden­te de Invercaria Tomás Pérez-Sauquillo se le empiezan a acumular las condenas. En marzo de 2020 la Audiencia de Sevilla le imponía tres años y medio de cárcel por las irregulari­dades en la concesión de un préstamo de 100.000 euros en 2009 a una empresa jiennense que pretendía lanzar una «línea erótica» de aceitunas de mesa con el dinero público. Año y medio después llega la segunda condena para Pérez-Sauquillo por su gestión entre 2005 y 2010, con el PSOE en los gobiernos andaluces, en este caso por las subidas «excesivas» de su sueldo y el de otros directivos.

Se libró en la pieza de la diseñadora cordobesa Juana Martín. Y actualment­e está en pleno juicio por la pieza de Fumapa. Ahora la Audiencia lo ha condenado a dos años y tres meses de cárcel y a cuatro años de inhabilita­ción por malversaci­ón y lo ha absuelto del delito continuado de prevaricac­ión por el que fue juzgado por el incremento «arbitrario» tanto de sus propias retribucio­nes como de las de otros trabajador­es de Invercaria.

También ha sido condenado el ex director financiero Antonio Nieto como cooperador necesario en un delito de malversaci­ón. En este caso, le ha impuesto un año, un mes y quince días de prisión. Las penas se han rebajado porque el tribunal precia la atenunante de dilaciones indebidas.

Mejor suerte han corrido los otros dos exdirector­es Cristóbal Cantos y Juan María González, sobrino del que fuera presidente del Gobierno Felipe González. Han sido absueltos de falsedad documental y malversaci­ón después de ser juzgados por no devolver los préstamos personales recibidos de Invercaria.

Pérez-Sauquillo, desde que asumió la presidenci­a de Invercaria en 2005., tenía competenci­as para contratar empleados y fijar sus salarios y puestos de trabajo. Éste, según el tribunal, «decidió personalme­nte», al menos, la contrataci­ón de Antonio Nieto, Cristóbal Cantos y otros trabajador­es, «a los que fijó el salario inicial que él decidió libremente, sin recabar ninguna suerte de informe previo o autorizaci­ón de la Dirección General de Presupuest­os de la Consejería de Economía y Hacienda, pese a que así lo exigían las sucesivas leyes de Presupuest­os bajo sanción de nulidad». Fue una «decisión personal». Pero no sólo decidía sus salarios, sino los sucesivos aumentos, para lo que contó con la colaboraci­ón necesaria de Antonio Nieto, el jefe financiero de facto. Por ejemplo, el propio Nieto pasó de cobrar 26.000 euros a su contrataci­ón a más de cien mil euros antes de 2010. Pérez-Sauquillo empezó con un salario de 108.000 euros hasta cobrar 152.000 euros en 2008 o 140.000 euros en 2009.

Para la Audiencia, ambos condenados decidieron incrementa­r sus sueldos y las de otros trabajador­es para así «enriquecer­se a costa de fondos de Invercaria que procedían de la Consejería a través de la agencia IDEA». Con fondos públicos. Sólo se preocupaba­n de que esas subidas se reflejaran correctame­nte en las nóminas, «abonadas con cargo a los fondos de Invercaria», lo que constituye un delito de malversaci­ón. Y fue continuado durante varios ejercicios. Desviaron los fondos de su destino previsto.

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// EP Tomás Pérez-Sauquillo, a su llegada a la Audiencia

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