La precariedad de los pantanos pone en jaque la campaña del ajo andaluz
▶ La necesidad de agua para que germine y el cese de los riegos provoca la «fuga» de los productores
La sequía declarada oficialmente y, a falta de que el Gobierno publique el decreto con las restricciones y medidas para paliar la crítica situación de la cuenca del Guadalquivir, empieza ya a cobrarse sus primeras víctimas en el campo andaluz. La primera de ella es la campaña del ajo, que en 2020 movilizó 62 millones en exportaciones. El técnico de Asaja José Antonio Pérez indicó a ABC de que hay muchos productores que se están planteando si sembrar o no ante la certeza de que no van a poder regar sus cultivos. La última lluvia caída «ha dado un balón de oxígeno al campo, pero dentro de dos semanas, si no se puede regar y no llueve no hay seguridad de que prosperen los cultivos», sentenció.
La situación de los pantanos con cabecera en Córdoba, principal provincia productora de esta hortaliza, y fundamentalmente el de la Breña II, que es el que regula los regadíos de la campiña sur donde se focaliza la producción del ajo, añaden más pesimismo a la campaña. Sólo en Córdoba peligran 2.000 hectáreas de este cultivo, lo que supone el 37% del total de superficie en Andalucía.
El pantano de la Breña II uno de los de construcción más reciente, presenta, a fecha de ayer, la peor situación de la provincia cordobesa con su 14,8 por ciento de ocupación. O lo que es lo mismo, con 122 hectómetros cúbicos embalsados cuando tiene capacidad para albergar 823. La precariedad del pantano es tal que han aflorado los restos bajo el agua del anterior embalse, por lo que deja a priori la ampliación hecha en su día, y que todavía están pagando los regantes cordobeses mediante un canon, sin efecto alguno. La Breña II entró en funcionamiento en 2008.
Castilla-La Mancha
La situación de este pantano, así como la imposibilidad de poder coger agua del cauce del Guadalquivir para riegos con el estado de sequía declarado, agrava aún más la fuga de este cultivo a fincas de Castilla-La Mancha, principal productor nacional, que cuentan con pozos y aguas subterráneas para poder regar.
El presidente de la Mesa Nacional del Ajo de Asaja, Miguel del Pino, ya alertó este verano, ante el escenario del cese de los riegos en invierno, que no se puede evaluar el número de hectáreas de ajo andaluz que se perderán en la próxima campaña tras su «fuga» a la comunidad autónoma vecina, donde el riego con pozos está más garantizado que con los canales de riego del Genil-Cabra o la extracción directa del Guadalquivir.
En Montalbán, que junto a Santaella concentra la mayoría de la producción cordobesa, ya se han producido las primeras incursiones en tierras manchegas, donde se realiza la siembra y cosecha, manteniéndose en Córdoba los almacenes y plantas para su tratamiento y almacenamiento.
Cultivos cordobeses se trasladan a otras regiones dejando en Andalucía sus plantas de procesado y almacenes