ABC (Andalucía)

Cae en Málaga un colaborado­r del peligroso clan italiano Di Lauro

▶ Era el proveedor de tabaco ilegal de la familia, que traía de Dubai o Singapur

- J.J. MADUEÑO

La Policía Nacional ha detenido en la Costa del Sol a uno de los grandes proveedore­s del denominado clan Di Lauro, uno de los más peligrosos de la camorra napolitana. En esta ocasión, a petición de las autoridade­s italianas, han arrestado a un español de 58 años en virtud de una orden europea de detención y entrega de Italia por contraband­o de tabaco. Según explican los investigad­ores, este individuo intentó introducir en Italia una cantidad indefinida de tabaco ilegal escondido en contenedor­es procedente­s de Dubai y Singapur.

La requisitor­ia fue dictada por el Tribunal de Nápoles en diciembre de 2019. En ella se le imponía el cumplimien­to de una condena de siete años. El detenido, junto al atestado policial instruido, se han remitido al Juzgado Central de Instrucció­n de la Audiencia Nacional. Este tribunal decidirá sobre su extradició­n.

Era un estrecho colaborado­r de uno de los clanes más sanguinari­os de la mafia italiana y que desató una de las guerra mafiosas más crueles de cuantas se recuerdan en Italia. El clan Di Lauro opera tradiciona­lmente en los barrios de Secondigli­ano, Scampìa, Miano, Marianella, Piscinola, así como en los municipios adyacentes de Casavatore, Melito, Arzano, Villaricca y Mugnano.

En su apogeo, entre mediados de la década de 1990 y principios de la de 2000, las autoridade­s italianas estimaron que esta familia mafiosa ganaba más de 500.000 euros al día sólo con la venta de medicament­os. Secondigli­ano era el mercado de drogas al aire libre más grande de Europa. El fundador del clan, Paolo Di Lauro, era conocido como ‘Millonario’.

Con el crecimient­o de poder, las autoridade­s estrecharo­n el cerco a esta familia mafiosa, hasta que la Direzione Distrettua­le Antimafia abrió su primera investigac­ión contra los Di Lauro en 2002. Esto acabó con el encarcelam­iento de sus miembros más influyente­s, incluido el jefe del clan Abbinante, Raffaele ‘Papale e Marano’ Abbinante, que estaba alineado con Di Lauro. Sin embargo, Paolo Di Lauro logró mantenerse libre.

En la clandestin­idad y como fugitivo de la justicia, el ‘Millonario’ aumentó su poder. La ‘vieja guardia’ de la familia mafiosa fue sustituida por cuatro de los diez hijos del capo, pero esto levantó recelos y las bandas de Nápoles intentaron un golpe de estado para quitarles su posición de privilegio en estos barrios.

Con el capo oculto para no ser detenido comenzó una guerra entre sesenta clanes para controlar aquel mercado de drogas que ingresaba millones de euros. Los cuerpos se amontonaba­n en las calles de Nápoles por ajustes de cuentas entre clanes que intentaban hacerse con el poder o defendían a los Di Lauro. Así, en 2004, la propia policía definía el barrio de Scampia, donde se produjeron la mayoría de las 123 muertes, como «Bagdad».

Una guerra con 123 muertos

Tras la fuga del ‘Millonario’ y posterior arresto en 2005, las operacione­s quedaron a cargo de Marco Di Lauro. Este fue el capo del clan hasta 2019, y fue detenido tras 15 años en busca y captura. Se confiscaro­n entonces 300 millones de euros, incluidas 600 casas, terrenos, 16 automóvile­s y cuentas bancarias pertenecie­ntes a un supuesto testaferro. El clan Di Lauro canalizó las ganancias de sus actividade­s ilícitas con docenas de pisos en Nápoles, tiendas en Francia y los Países Bajos, así como negocios que importan pieles, pieles sintéticas y lencería. Cosimo Di Lauro, otro de los hijos del capo fundador, solía viajar a París para controlar sus negocios conduciend­o su propio Lamborghin­i.

La lucha por desbancar a esta banda llegó a dejar más de un centenar de muertos en las calles italianas de su influencia

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// ABC Agentes de la Policía Nacional en la Costa del Sol

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