Esto es surrealista
No es que la realidad se exalte; la palabra denuncia su empeoramiento. Sería como el ‘patético’ adolescente de hace años
Una de las cosas más interesantes de los medios son las revelaciones del lenguaje. Esto suele venir por el lapsus. Todos nos equivocamos. El otro día, Sofía Cristo hablaba del ‘modus operandum’ de no sé quién, y una locutora de la radio detallaba esta semana las ‘luchas intestinales’ del PP madrileño.
Pero mejor que el error es ver cómo algunas palabras se convierten en imprescindibles. Le pasa ahora a ‘surrealista’. Se usa mucho en el mundo de Telecinco. Casi todas las cosas allí son surrealistas. Si algo es incorrecto o falso, es surrealista; si algo es extraño o raro, también es surrealista; si irrita o indigna, más surrealista todavía. Lo increíble es, por supuesto, surrealista.
Hace unos días, Rocío Flores negaba las informaciones sobre su familia y las consideraba... «surrealistas». Cuando los participantes de ‘La isla de las tentaciones’ ven a sus parejas retozando en cuerpo ajeno consideran que están incurriendo en surrealismo.
Los cuernos, las mentiras y las fabulaciones son surrealistas. Todo aquello que tuerce nuestro camino es azar puñetero.
Surrealista es como una negación universal de todo lo que no es correcto y ordenado, y su opuesto es el exitoso ‘obvio’. La gente joven ya no dice sí o claro o ‘naturaca’, dice obvio. Obvio no es solo afirmación, sino una constatación de lo evidente e incorpora el tono de hastío generacional con el que el joven habla al padre o el ‘millennial’ al ‘boomer’. Obvio hay que decirlo con una cierta desgana impertinente, con el mohín de una tronista; como lo diría Oriana no Fallaci, sino Marzoni.
Son palabras eminentemente ‘jo, tía’.
Este surrealismo es más bien un infrarrealismo. Quizás un esperpento. No es que la realidad se exalte; la palabra denuncia su empeoramiento. Sería como el ‘patético’ adolescente de hace años▶ «Esto es pa-té-ti-co…».
Los jóvenes necesitan, llegado un momento, una palabra de muchas sílabas que permita la expresión de su personalidad, que exprese un estado de ánimo. Surrealista sería un antónimo de maravilloso. Palabras-modo, incluso palabras-modus operandum. Con esas dos (y brutal y obvio) se puede ir funcionando.