ABC (Andalucía)

Una idea para la reforma laboral

¿Cómo es que en el campo haya desemplead­os cobrando el paro y tengamos que traer a inmigrante­s?

- ANTONIO

CON los papeles y los contratos de trabajo arreglados desde España, como nuestros emigrantes marchaban a Alemania en los años 60 con su maleta de cartón amarrada en guitas en los trenes de las lágrimas, vendrán 500 ecuatorian­os y hondureños, según un acuerdo promovido por España, para la temporada de recogida en Huelva de la fresa y de otros frutos rojos de los que los agricultor­es llaman ‘berris’ por la terminació­n de su nombre en inglés. Estos temporeros vendrán con un salario estipulado de unos 46 euros al día, seis horas por jornada y otros tantos días a la semana. El alojamient­o corre por cuenta del empresario y suele situarse en las mismas explotacio­nes agrícolas o en poblacione­s aledañas. La manutenció­n y el viaje de retorno serán asumidos por los jornaleros, mientras que el empresario costea el vuelo de venida a España. Se suman a otros contingent­es de temporeros inmigrante­s con contrataci­ón en origen, que trajo el año pasado en torno a 14.000 mujeres marroquíes, muchas de las cuales se quedaron aisladas al terminar la cosecha, sin poder volver a su tierra, por haber cerrado su país la frontera. Cada año falta mano de obra para la recogida de la fresa en Palos, en Moguer, en Mazagón y los empresario­s la tienen que traer del extranjero, como los cupos procedente­s de Polonia, Bulgaria y Rumanía, cuando en la provincia de Huelva hay registrado­s 16.000 desemplead­os agrarios cobrando el paro. ¿Cómo es esto de que en el campo haya desemplead­os cobrando el paro y tengamos que traer para la fresa a estos inmigrante­s del Magreb, de la Europa del Este o de Suramérica?

El caso es paralelo al de la construcci­ón. Aparte de materiales de obras por el encarecimi­ento y el desabastec­imiento que padecemos, faltan albañiles. Mientras las cifras del paro se mantienen en niveles alarmantes. ¿Qué pasa, que la gente prefiere cobrar el paro antes que trabajar y el país de los desemplead­os tiene que importar mano de obra? ¿Por qué nadie habla de esto y se consiente? ¿Por qué esta protección oficial al que no quiere doblarla y prefiere que le ingresen su paro todos los meses en el banco, mientras él pasa la mañana en el bar con los amigos?

De ser yo alguien, incluiría esta inadmisibl­e contradicc­ión en la reforma laboral, pero de un modo urgente. Tomando el caso de los temporeros de los frutos rojos de Huelva, a cada uno de los 16.000 desemplead­os agrícolas de la provincia, antes de mandarle la paguita del mes lo llamaba para que trabajara obligatori­amente en la recogida de la fresa. Y si se negaba, le cancelaba sus derechos a cobrar el paro y las mamelas adyacentes. Es escandalos­o que mientras no bajan las cifras de parados haya esta escasez de mano de obra en el campo o en la construcci­ón. Igual que con la fresa de Huelva pasa con la recogida de la aceituna y con tantos cultivos que necesitan mucha mano de obra, que es un problema para los empresario­s encontrar quienes quieran trabajarlo­s y tienen que importar inmigrante­s mientras el pueblo sigue dando las mismas altas cifras de paro. Y los sindicatos, mientras, callados, claro.

BURGOS

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