Unidas podremos
Javier Lambán Secretario general del PSOE de Aragón
El PSOE alardea de unidad frente a un PP que insiste en zancadillearse
El pasado viernes y junto al compañero Page, Lambán protagonizó en Ferraz la nunca bien ponderada escena del zaguán, protocolo de porteras que permite a los barones de cualquier partido sistémico desahogarse a la salida de una reunión con la superioridad delegada. Luego, cada uno para su casa y Dios en la de todos. La divinidad es la superioridad, orgánicamente. El caso es que Lambán y Page cogen el AVE, regresan a sus palacios de otoño y se acomodan en ese tira y afloja ideológico y pragmático, protocolo de ahorcados, que aún permite al PSOE proyectar ante su electorado una falsa ortodoxia y una calculada diversidad extrasanchista. Mientras el socialismo andaluz se intenta refundar tras hacerse un ERE, marca de la casa, –«lo mejor que le ha pasado a esta tierra lo ha hecho el PSOE», bramó Adriana Lastra en Málaga–, en Zaragoza es el propio Sánchez quien asiste a la reelección de Lambán como líder de la franquicia aragonesa de su partido, técnicamente abierto a la disidencia de portal y cristasol, pero desmochado de liderazgos alternativos. Para el presidente del Gobierno es «un orgullo» que el PSOE esté «unido justo en el momento que más lo necesita España». Eso va por lo de Ayuso, Egea, Casado y Almeida, a los que Sánchez da una lección magistral de cómo sobrellevar y reconducir en las condiciones más adversas el cisma, el caudillismo regional o la ‘performance’ sobreactuada’. Todas esas cosas se quedan en la puerta, en el zaguán de unos protocolos ensayados para poner en escena la farsa del nuevo y viejo socialismo.