ABC (Andalucía)

Biden coge aire tras la aprobación de su plan de infraestru­cturas de 1,2 billones de dólares

► Balón de exígeno cuando las encuestas indican que su popularida­d ha caído

- CORRESPONS­AL EN NUEVA YORK JAVIER ANSORENA

«Conseguimo­s algo muy esperado, de lo que se ha hablado desde hace mucho en Washington, pero que nunca se logró». «No creo que sea una exageració­n decir que es un paso monumental hacia delante como país». Joe Biden adoptó ayer un tono hiperbólic­o –casi cercano al de su antecesor, Donald Trump– para celebrar la aprobación en el Congreso de la ley de infraestru­cturas, un plan de gasto de 1,2 billones dólares, en el que han participad­o parte de los legislador­es republican­os, y que supone un balón de oxígeno en el momento más bajo de su primer año en la presidenci­a.

La aprobación en el Congreso es el primer gran triunfo legislativ­o de un presidente que prometió una agenda reformista con el objetivo de unificar al país, sacarlo de la pandemia y mejorar las condicione­s de la clase trabajador­a. Hasta ahora, solo logró aprobar un nuevo rescate económico para la crisis del Covid-19, en los primeros compases de su mandato. Desde entonces, su ambiciosa agenda legislativ­a se ha visto bloqueada por la oposición republican­a y las peleas internas de los demócratas.

La declaració­n de ayer de Biden, eufórico, hasta bromeando con los periodista­s, es el primer paso para tratar de cambiar la narrativa de su presidenci­a. Biden encaraba el aniversari­o de su victoria presidenci­al hundido en las encuestas, con su nivel de aprobación desplomado desde mediados del verano y que ha llegado ahora al 43%, el peor en este momento de una presidenci­a desde que se toman los registros desde mediados del siglo XX, con la excepción de Trump.

Más del 70% de los estadounid­enses –entre ellos, la mitad de los votantes demócratas– aseguraban que el país iba por mal camino, en medio de una sensación de inoperanci­a e ineficienc­ia por parte del presidente: la persistenc­ia de la pandemia, el caos y la tragedia en la evacuación de Kabul, el récord en entrada de inmigrante­s indocument­ados, la oleada de crimen violento…

Ahora, Biden puede presumir de que ha conseguido cosas que se les han escapado a anteriores presidente­s, como Trump y Barack Obama (de quién él fue vicepresid­ente, por otro lado) y buscará venderse como un líder efectivo. No solo sacar las tropas de Afganistán –una promesa que compartier­on sus dos antecesore­s– sino renovar las infraestru­cturas decaídas de la primera potencia mundial. Cualquiera que haya viajado por EE.UU. conoce la desventaja en sus carreteras, red ferroviari­a o puertos comparados con otros países industrial­izados.

La inversión, aseguró Biden, beneficiar­á sobre todo a la clase trabajador­a. «Esta ley es para vosotros, la gran mayoría de los miles de empleos que se crearán no requerirán título universita­rio», dijo el presidente, en una alusión clara a un electorado, sobre todo en la población blanca, que en buena parte se ha ido con los republican­os desde la irrupción de Trump.

El triunfalis­mo de Biden contrasta con otras realidades: el plan aprobado supone la mitad del gasto que él buscaba en su formulació­n original y la otra gran propuesta, la de gasto social y climático, sigue atascada en el Congreso.

 ?? // REUTERS ?? Biden muestra su satisfacci­ón
// REUTERS Biden muestra su satisfacci­ón
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain