Rabat gana un nuevo pulso a Argel en la pugna por el liderazgo
► Ambos rivales magrebíes evitan la amenaza bélica tras la muerte de tres civiles argelinos en el Sahara ► El crecimiento de la explotación de energías renovables en Marruecos hace competencia al gas argelino
Marruecos evita entrar en una dinámica de tensión con Argelia que pueda llevar a una escalada de enfrentamientos bélicos tras las últimas acusaciones de «terrorismo de Estado» del ministro de Asuntos Exteriores argelino, Ramtane Lamamra, en su escrito dirigido al secretario general de la ONU, António Guterres, y a otras organizaciones como la Unión Africana, la Liga Árabe, la Organización de Cooperación Islámica, así como a los embajadores acreditados en Argel. Estos fueron convocados para recibir su informe sobre la muerte de tres civiles argelinos conductores de dos camiones supuestamente atacados en el Sahara Occidental.
Por ahora, es el último caso grave de fricción entre los dos vecinos que pugnan por el liderazgo en la región con el conflicto del Sahara como elemento clave para justificar las desavenencias, pero con otros condicionantes relevantes. Sobre todo en el caso de Argelia, que ve cómo Marruecos gana ventaja por el apoyo de Estados Unidos y países árabes y sus relaciones con Israel, se va debilitando su posición regional e internacional y sufre graves problemas internos, tanto políticos como económicos y sociales.
A pesar de sus riquezas en hidrocarburos, la economía argelina atraviesa desde hace unos años una grave crisis que muchos expertos y representantes de empresas internacionales con relaciones en el país magrebí explican por una mala gestión de un régimen autoritario centralizado y en transición de sus dirigentes, algunos encarcelados por corrupción. Los dirigentes militares y políticos de la revolución que logró la independencia y ganadores de la guerra civil frente a los islamistas van desapareciendo. Pero la transición hacia un nuevo régimen democrático, exigido durante dos años por el movimiento Hirak, que movilizó todos los viernes a miles de argelinos en las calles de todas las ciudades del país, se ralentiza por la resistencia de algunos dirigentes militares a perder sus privilegios e imponen decisiones muy agresivas para usar a un enemigo exterior como distracción de los problemas internos. La influencia de potencias como China e Irán –también de Rusia que juega a dos bandas– son determinantes en las últimas decisiones argelinas.
Mientras Argelia se ha debatido en su interior en un proceso complicado hacia una nueva situación política, muy perjudicado por el azote de la pandemia del coronavirus que ha agravado la crisis económica y social, su vecino marroquí ha podido capear mejor los enormes efectos de la pandemia. Al mismo tiempo, la nueva estrategia diplomática de Rabat, puesta en marcha en 2017 con su reingreso en la Unión Africana, comenzaba a dar frutos al ejercer cierto liderazgo en África, tanto en el ámbito político, económico y social, incluida la regularización de inmigrantes subsaharianos. A ello se sumó conseguir en diciembre de 2020 que el presidente norteamericano, Donald Trump, anunciara el apoyo a la soberanía de Marruecos sobre el Sahara, al tiempo que Rabat reconocía oficialmente sus relaciones con Israel.
Rivalidad económica
A partir de ese momento se inició una nueva etapa en el conflicto del Sahara con la apertura de 23 consulados en El Aaiún y en Dajla y con el lanzamiento de proyectos económicos, comerciales e industriales muy relevantes en el territorio que Marruecos considera sus provincias del sur. Países como Francia y Reino Unido no manifiestan públicamente, de momento, su apoyo a la solución de una amplia autonomía para el Sahara bajo soberanía marroquí como propone Mohamed VI para
lograr una solución en el marco de Naciones Unidas; que es donde se ampara el Gobierno de España para no tomar partido y mantener su equilibrio histórico en sus relaciones con los dos vecinos del Magreb. Sin embargo, una empresa francesa es la encargada de construir el nuevo gran puerto en Dajla, y el partido del presidente Macron ha abierto una sede en esa ciudad sahariana; mientras el Reino Unido refuerza sus acuerdos políticos, comerciales y militares con Marruecos donde destaca el abastecimiento marítimo y el mayor cable submarino de energía que proporcionará al Reino Unido el 8% de su energía producida por renovables en Marruecos.
Aquí radica otro de los agravios entre los dos vecinos magrebíes: el notable crecimiento de la explotación de energías renovables en Marruecos hace una gran competencia al gas argelino que teme perder su preponderancia en la región ante lo que algunos consideran que las inversiones marroquíes en renovables pueden convertirles en la pila energética de Europa.
En el análisis sobre las disputas argelino-marroquíes hay que incluir la compra de armamento de los últimos meses por parte de los dos gobiernos que, en principio, tiene un carácter disuasorio y más enfocado a la amenaza terrorista en el Sahel. Pero, de momento, Marruecos ha utilizado drones armados comprados a Israel y Turquía en sus enfrentamientos con el Polisario. Argelia ha adquirido en Rusia misiles Klub e Iskander.