Madrid opta por no mediar para «mantener el equilibrio»
Fuentes oficiales del Gobierno español descartan la opción de mediar entre Argelia y Marruecos para intentar llegar a una solución dialogada y negociada de los conflictos que están planteados entre los dos vecinos magrebíes. Es una contestación clara y contundente por parte de la diplomacia española que se limita a expresar, como hizo el ministro José Manuel Albares en el Congreso, su deseo de distensión y su disposición de trabajo para evitar una escalada. Albares volvió a insistir en que el suministro de gas argelino está totalmente garantizado por las autoridades argelinas, aunque parte sea transportado por buques metaneros que incrementan su precio.
España ha mantenido históricamente un delicado y complicado equilibrio en las relaciones con Argelia y Marruecos, vecinos con los que mantiene intereses trascendentes. Con Argel, los contratos de gas propiciaron una gran inversión para la construcción de dos gasoductos el Magreb-Europa y el Med-gaz, directo desde Argelia a Almería. El primero, el MagrebEuropa, entró en funcionamiento en 1996 y su paso por Marruecos le suponía a Rabat unos ingresos anuales de más de 150 millones de dólares, de media, y 800 millones de metros cúbicos de gas para el 10% de la producción eléctrica.
El caso de los tres argelinos muertos esta semana en el Sahara abre nuevas aristas porque si Madrid condena el ataque pondría en riesgo las esforzadas gestiones llevadas a cabo con Rabat para reconducir las relaciones, en su integridad con solvencia y garantías, tras la grave crisis creada por la presencia del líder Polisario en Logroño y el aluvión de jóvenes marroquíes en la frontera con Ceuta. Esto supuso una gran gota de un vaso apurado ya por el cierre de la frontera marroquí en Melilla, en 2019, antes del cierre también en Ceuta con motivo del coronavirus, y de la intención marroquí de delimitar sus aguas territoriales invadiendo las de las Islas Canarias. Las fuentes oficiales consultadas apuntan a que el trabajo realizado estaba casi culminado a la espera del visto bueno del propio monarca marroquí.