El abrazo del amor
¿Qué es el amor? Qué término más difícil de explicar. Podemos buscar una definición filosófica, poética o incluso biológica. Pero la realidad es que nunca alcanzamos a comprenderlo. Parece que las palabras de nuestro rico vocabulario se quedan escasas para un concepto tan grande. Sin embargo, en estas últimas horas he sido testigo del mismo. Quizá no podamos definirlo, pero sí podemos verlo. La tarde del pasado jueves, una niña de 6 años fallecía por un trágico accidente en la puerta del colegio. Hija de unos padres extraordinarios. La conductora, otra madre maravillosa. María, María, María ¡Cuánto dolor soporta tu nombre! En estas horas que han pasado desde aquel fatídico momento he podido ser testigo de escenas de verdadero amor. Amor en las miles o millones de oraciones que sucedieron simultáneamente esa tarde. Amor en las flores en el altar de la capilla del colegio. Constantemente en oración. Desde el corazón de tantas personas. La misma capilla a la que asistía la madre que conducía el coche. Con la única intención de rezar y encontrándose espontáneamente con el amor de tantos padres cuando la abrazaban. Amor en las lágrimas de los cientos de padres que lloraban a las puertas de la capilla porque dentro no había sitio físico, y algo me dice que tampoco cabía ya más amor. Oraciones y más oraciones. Por la niña fallecida, por las niñas del hospital, por las madres que tanto estaban sufriendo y sus familias. Sobraban los motivos, pero lo que no faltaban eran las personas. Amor en los abrazos al conserje de la puerta del colegio, que con impotencia fue testigo de tanto dolor. Amor en el abrazo de una madre a su hija en los últimos instantes de su vida para inmediatamente abrazar el dolor de la madre que la acompañaba; la misma que conducía. La misma que por la tarde le devolvía el abrazo en el tanatorio. No. No eran abrazos de perdón. Me atrevería a decir que tampoco eran abrazos de dolor. Eran abrazos de auténtico amor, del amor cristiano, del amor de Dios. Ese que no tiene límite. Que todo lo aguanta. Que todo lo espera. A partir de ahora, cuando me pregunten qué es el amor, sabré cómo responder sin dudar: el amor es la huella que deja en este mundo una niña de 6 años que vivía cerca de Dios y que ahora goza de su presencia; el amor es el consuelo que nos envía desde el cielo para que sepamos que ya está ahí, que incluso llegó antes de que ni siquiera pensáramos en el primer padrenuestro; el amor es ese abrazo que sólo busca el corazón.
ALEJANDRO COSTA
MADRID