La ‘niña’ Greta
Thunberg le habla al mundo como Ábalos a Koldo. Muy bien por ella
LA niña dice tacos. La niña, ya musa de algunos, habla del clima como Pepelu Ábalos lo haría con Koldo, o como yo mismo en ciertos grupos de WhatsApp de donde me expulsan pero donde me vuelven a aceptar por cuota. «Los gases nobles a la atmósfera, Charito, dan manchitas en la piel y demás...».
La niña Greta tiene una diarrea ideológica de tres pares, pero aún falta para que la heredera del Trono sea mayor de edad y le enseñe a Greta que aquí, su padre, el Jefe del Estado, se fue con Cardelús Sr. a mancharse de tomillo y romero y comentar y grabar la fauna y flora patria –y defenderla– antes de que llegaran estos ‘errejoners’ que son ‘errejoners’ sin saberlo a decirnos que vivir de por sí contamina si no levitamos en la progresía y regamos capillas con orines. Por encima de Thumberg –Greta– va sobrevolando toda una patulea de poderosos que pondrán a la niña Greta, en breve, a anunciar un patinete movido con coles y una desbrozadora de gomaespuma y pasando el cazo. En realidad, había que hacerle el retratito a la incapaz Cumbre del Clima y hablar de la hipocresía de unos y otros▶ el retrato de la Cumbre de Glasgow y el trajecito a Thunberg. Y es que Greta no es más que el producto de unos padres dispersos, de un mundo idiota. El granero del sanchismo, Biden mediante.
Ahora que Greta es mayor de edad, que yo paso por aquí y que el otro día coroné un Parque Nacional, la verdad es que estoy habilitado para hablar de la naturaleza y enviarle un ‘ABC de la Caza’ aquí a Greta, a la que le falló el tiempo de irse a Ibiza con Escohotado. Y aún así está generación da mitos que tatuarse; algunos ya citados, Thunberg o Joe Biden, cuyo reino ya no es de este mundo. Porque pese a estos, el ecologista serio se pone las ‘chirucas’, quita plásticos en el monte y no se lo cuenta a la parienta. El ecologista serio, digamos que Quico Taronjí, navega el Guadarrama entre candelas calés y miasmas, y se deja su salud y su piragua en contarnos ese Ganges español.
Y Greta será nuestra conciencia silenciada. Y yo me iré, y seguirán los pájaros cantando.