Desplumar al PP
Ayuso no es una santa pero debería ser tu pecadora
Génova descuelga teléfonos en modo plañidera para patalear un poco lo que presiente y teme. «Está claro que estáis con Ayuso, habéis tomado partido». Como en lo de Ábalos, lo verosímil no es forzosamente cierto. Lo primero es una percepción, adobada en prejuicios y cebada en susurros. Lo segundo hay que demostrarlo. O no, que en eso andamos últimamente. Lo previsible es que se sucedan esas llamadas de redacción en redacción, que se alternan los tics lacrimógenos con la gestualidad de hidalgo ofendido. Lo patético es que ciegos de estupidez a la curia del PP le preocupe lo que somos los demás, que ni vivimos ni militamos bajo el ala desplumada del charrán, en vez de resolver, explicar y atender a la única certeza que ya no admite dudas en este vodevil▶ quienes no son de Ayuso son Casado y cía.
Quién arrojó la primera piedra es ya lo de menos, lo de más es que un partido y su candidato están muy cerca de pifiarla porque desprecian el pájaro madrileño en mano mientras se recrean en una victoria que por ahora solo aletea en la demoscopia. El ciento volando, vamos.
Deberían ser de Ayuso precisamente quienes hoy sobreviven gracias a la respiración asistida de su victoria incontestable, arrolladora y hasta humillante en Madrid. Ni rastro dejó de eso que llamaron el cielo rojo. Madrid fue un no pasarán inverso, el infierno encarnado de la izquierda. Y, abracadabrante, lo que debió ser trampolín resulta que es losa. Luces cortas otra vez. Un líder arremangado pero a medio hacer, con todo por demostrar, que lanza un mensaje tóxico para su currículum▶ ¿cómo vas a batallar con los de fuera si a quien tienes miedo es a la de dentro?
Ayuso no es una santa pero debería ser tu pecadora. MAR es un muñidor político que sueña con coronar su carrera siendo el primero en llevar a una mujer a presidenta del Gobierno y desde la derecha. MAR ha hecho sus cálculos y la jefa se los ha bendecido. Lo que Casado debería aprovechar es la ambición dopada por el valido Rodríguez y la certeza de que la codicia de Ayuso termina en Madrid. Hoy, en este duelo de egos y miedos navajeros sabemos que los genoveses ya han perdido. Si maniatan a Ayuso, pierden a la gente; si gana ella las primarias, ay Pablo si te gana, la firmeza que te han vendido será disuelta como un azucarillo. Un perder-perder de manual.