«Lo de Palma es ingenio puesto al servicio de la desesperación»
Gonzalo Fanjul es experto en pobreza y desarrollo. Dirige el área de Investigación en porCausa, labor que compagina con la dirección de análisis en ISGlobal.
—¿Qué lectura hace de lo sucedido en Palma?
—La de algo anecdótico completamente. Quizá va a suponer un dolor de cabeza un tiempo para las autoridades aeropuertuarias y la Policía, pero no más. Estamos obsesionados en el debate público con la frontera sur y las entradas espectaculares y todo eso es muy relevante, pero en realidad, es el chocolate del loro de la migración irregular.
—¿En qué sentido?
—Una investigación de porCausa ciframos entre 390.000 y 470.000 el volumen de inmigrantes en situación irregular en España y ha ido creciendo como consecuencia de la llegada de venezolanos, colombianos y hondureños. La inmensa mayoría de la inmigración llega a España de manera regular, ya sea como turista o solicitante de asilo y luego lo que se produce es una irregularidad sobrevenida. Y hay una parte que es población marroquí, que tiene otras derivadas, pero es minoritaria en comparación. El fenómeno tiene factores de empuje muy bien definidos, que en general tienen que ver con las expectativas y oportunidad de empleo en destino. Y el principal factor de atracción es el dinamismo mayor o menor de la economía y por tanto, la oportunidad de empleo. Hay relación directa entre el estado de la economía española y la inmigración irregular.
—¿Se puede hablar de una nueva vía de entrada irregular?
—Lo dudo, porque ¿cuántas veces puedes hacer eso? En el próximo aterrizaje de emergencia en España, el avión estará rodeado de furgones de Policía. Ha sido así y no tiene ninguna consecuencia práctica. Es ingenio puesto al servicio de la desesperación. Se va a intentar todo. —¿Recetas?
—Este es un sistema de puerta estrecha que no refleja las necesidades del mercado de trabajo y mientras el sistema opere de espaldas a la realidad, la inmigración irregular será siendo un hecho. Y es un problema para el que emigra, pero además, supone un alto coste de oportunidad para la economía.