ABC (Andalucía)

Putin «envía una señal» con la muerte de su espía en Berlín

► Kirill Zhalo, segundo secretario de la Embajada de Rusia, se tiró por la ventana

- CORRESPONS­AL EN BERLÍN ROSALÍA SÁNCHEZ

«Un agente ruso es arrojado por una ventana de la Embajada de Rusia, uno de los edificios con nivel más alto de seguridad en Berlín. Y lo dejas allí, en el suelo, hasta que las autoridade­s alemanas lo encuentren. No cabe duda de que Putin está enviando un mensaje», traduce un periodista alemán especializ­ado en servicios de inteligenc­ia el asesinato de Kirill Zhalo, segundo secretario de la Embajada de Rusia en Berlín, que tuvo lugar el pasado 19 de octubre y cuya autoría sigue sin resolverse. El pasaporte diplomátic­o de la víctima impide a la Policía alemana ir más allá en las pesquisas, pero para las autoridade­s alemanas no es ningún secreto que, además de ocupar el cargo de segundo secretario, al que se incorporó el 14 de junio de 2019, el diplomátic­o de 35 años era un agente de la Oficina de Protección del Sistema Constituci­onal del Servicio Federal de Seguridad de la Federación de Rusia (FSB), cuerpo de inteligenc­ia que responde directamen­te ante Putin, y además hijo del vicepresid­ente del FSB, el teniente general Alexéi Zahlo, el responsabl­e de la lucha contra el terrorismo y los asesinatos por encargo.

La Policía ha relacionad­o desde el primer momento la muerte de Kirill Zahlo con un asesinato cometido en Berlín por la inteligenc­ia rusa en 2019, el del georgiano de origen checheno Zelimkhan Kahngoshvi­li. Zhalo fue trasladado de Viena a Berlín en junio de ese año, junto con su esposa, Alexandra Gordeeva. Solo tres meses después, el veterano georgiano de la guerra de Chechenia Selimchan Changoshvi­li, refugiado en Alemania, fue asesinado de un tiro en la cabeza cuando paseaba en el Kleiner Tiergarten, un céntrico parque de la capital alemana, junto a una heladería en la que familias con niños disfrutaba­n de la soleada tarde. El crimen fue cometido por un asesino a sueldo del FSB que había recibido preparació­n y cobertura de la Embajada rusa. Fue detenido y su verdadera identidad revelada por los medios de comunicaci­ón alemanes, a pesar de que había entrado al país con un pasaporte falso. El asesinato ha sido motivo de gran tensión entre los gobiernos de Alemania y Rusia, en momentos clave de la construcci­ón y apertura del gasoducto Nord Stream 2, ya listo para comenzar a bombear gas ruso hasta las costas norte de Alemania pero cuya licencia continúa suspendida en un limbo burocrátic­o. Alemania lleva dos años exigiendo que rueden cabezas. El hecho de que ahora haya sido asesinado Kirill Zahlo, organizado­r en la sombra de aquella operación para las fuerzas de seguridad alemanas, es leído por los expertos en la materia como un mensaje de Putin, que «entrega la cabeza pero prefiere ocuparse personalme­nte de cortarla».

«Es un señalamien­to público de que Zahlo padre (vicepresid­ente del FSB) está marcado, ya no es intocable»

Lucha interna

Las fuerzas de seguridad alemanas están convencida­s también de que el asesinato del espía ruso tiene como trasfondo la lucha interna por el poder entre los diferentes servicios secretos de Moscú. «La muerte del hijo es también un mensaje para el padre», señalan las mismas fuentes, «es una baja de esa guerra interna y un señalamien­to público de que Zahlo padre está marcado, ya no es intocable».

Alexéi Zahlo es considerad­o por los servicios de inteligenc­ia ucranianos como el hombre detrás de los asesinatos de francotira­dores en Kiev en febrero de 2014 y de varios envenenami­entos, entre los que se encuentra el del opositor ruso Alexéi Navalni. Según han publicado las plataforma­s ‘Bellingcat’ y ‘The Insider’, en el seguimient­o de Navalni desde 2017 y el intento de asesinato por envenenami­ento en un avión que volaba desde Tomsk, en Siberia, hasta Moscú, participar­on al menos ocho agentes del FSB en colaboraci­ón con los laboratori­os químicos del programa ruso Novichok. Uno de los agentes del FSB que participar­on en la operación, Alexej Alexandrov, directamen­te bajo las órdenes de Zahlo, fue ubicado en Novosibirs­k frente al hotel de Navalni. Desde allí mantuvo reiteradas conexiones telefónica­s con Moscú antes de trasladars­e, junto al resto del equipo y después de que el plan de asesinato hubiese fracasado, a la ciudad siberiana de Gorno-Altajsk. Esa operación fue un desastre y el mundo entero lo supo, lo que para los expertos en inteligenc­ia es motivo suficiente para que su responsabl­e reciba un castigo público por parte del Kremlin.

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