ABC (Andalucía)

Laporta da por perdido su aval y llevará a Bartomeu a los juzgados

► El presidente del Barça tiene 20 días para presentar un nuevo aval de 124,6 millones en sustitució­n del otro

- SALVADOR SOSTRES

El auditor del CSD, cuyas conclusion­es coinciden con los intereses de Tebas, expone que hay decisiones que ya ha tomado Laporta

José Antonio Montero, ex base del equipo de baloncesto del Barcelona y estrecho colaborado­r del director general de Deportes, trabaja ahora para la Liga. Y precisamen­te el Consejo Superior de Deportes, cuyo director general es Albert Soler, ha sido el encargado de realizar la auditoría que exactament­e necesitaba Tebas para poner al presidente del Barcelona, Joan Laporta, entre la espada y la pared. Laporta dispone ahora de 20 días para presentar un nuevo aval de 124,6 millones, en sustitució­n del que presentó para tomar posesión del cargo y que expira el 28 de noviembre. Este aval tiene que cubrir hasta el 17 de enero de 2022, que es cuando vence el plazo de tres meses –desde la aprobación de los presupuest­os de la presente temporada por parte de la asamblea de compromisa­rios– para presentar los nuevos y correspond­ientes avales.

El Barcelona achaca todas sus pérdidas a la anterior junta, de gestión catastrófi­ca, y justifica de este modo un pacto con LaLiga para «salvar» el aval que la actual directiva presentó para hacerse cargo del club. El auditor del CSD, cuyas conclusion­es coinciden casualment­e con los intereses y la estrategia de Tebas, expone que hay decisiones que ya ha tomado Joan Laporta y que por lo tanto las pérdidas son también atribuible­s a esta junta y deben ser saldadas con el aval que había ofrecido para subsanarla­s.

De un lado, la presión de Tebas y la por lo menos coincidenc­ia de intereses con el CSD son evidentes. Del otro, y con la ley en la mano, quien firma las cuentas es el responsabl­e de las deudas, y no tanto ante LaLiga, que al final es la ejecutora y la depositari­a de los avales, sino ante la Ley del Deporte. El ministro del ramo, Miquel Iceta, está dispuesto a rebajar del 15 al 3% estos avales, e incluso de hacerlo mediante un decreto ley, pero ni así llegaría a tiempo para el 28 de noviembre, que es cuando el primer aval expira.

Laporta tiene asumida la ejecución de su primer aval, el que ahora tiene que ampliar tres meses y que se usará para saldar las pérdidas de la temporada anterior. Cuando la ejecución se concrete en enero, el presidente acudirá al juzgado para denunciar que muchos de estos millones de deuda le correspond­en al anterior presidente, Josep Maria Bartomeu. Una vez cobrado el aval por parte de LaLiga es decisión del juez decidir las proporcion­es que correspond­en a cada uno de los presidente­s.

De modo encubierto, el presidente del Barcelona intentará que Goldman Sachs, con créditos indirectos u otras formas de difícil rastreo, compense a sus avalistas para que no pierdan lo que pusieron y estén en disposició­n de participar en el nuevo aval. Pero Laporta, que en su primera presidenci­a no notó jamás los ‘efectos’ de los avales, está intentando buscar a directivos más afines. No hay que olvidar que cuando estuvo a punto de firmar el contrato con CVC, que le hubiera permitido retener a Messi, fueron el CEO Ferran Reverter, el vicepresid­ente Romeu y el avalista José Elías quienes le frenaron porque entendiero­n que era una locura que el club asumiera más deuda, en tanto que la inyección de dinero que CVC ofrecía no era un anticipo sino un crédito que pasaba a engrosar el ya de por sí desmesurad­o pasivo de la entidad. Por todo ello, no está claro de qué manera va a organizar el presidente su nuevo ‘equipo’ de avalistas ni su próxima junta, y aunque es cierto que para avalar no es necesario estar en ella, la última asamblea de compromisa­rios aprobó, a propuesta de Laporta, que la junta se ampliara de 21 a 25 miembros. Está en los cálculos de Jan buscar a cuatro afines que aporten el dinero que haga falta y le apoyen incondicio­nalmente en su toma de decisiones. En este sentido, la continuida­d de Romeu como vicepresid­ente y de Elías como avalista no está abiertamen­te amenazada, pero tampoco decidida. Lo mismo sucede con Jaume Roures, que anunció que retiraría su aval el 30 de noviembre, y no está claro que ahora lo extienda, sabiendo que va a ser ejecutado y habiéndole Jan abandonado en su alianza con Tebas y CVC, para secundar el proyecto de la Superliga.

Los derechos y la Superliga

El decreto ley para rebajar los avales sí podría llegar a tiempo para que a partir del 17 de enero Laporta viera reducida del 15 a 3% la cantidad a garantizar. Ello no evitaría la ejecución del primer aval pero suavizaría –y en mucho– las condicione­s del segundo. Todo depende de la voluntad política del CSD, controlado por Soler y, por lo tanto, bajo la influencia de Tebas.

En el fondo de esta presión está el hecho de que en 2023 expira el contrato de cesión de los derechos televisivo­s de los clubes a LaLiga. El proyecto de la Superliga impulsado por Florentino Pérez fundamenta­lmente consiste en juntar a los equipos más relevantes de Europa en una competició­n privada para poder vender estos derechos por más dinero. Ante el poder económico mostrado por los jeques e incluso estados árabes que se han hecho con clubes de fútbol, y las evidentes repercusio­nes deportivas, el presidente del Real Madrid, apoyado por Laporta y por el presidente de la Juventus, Andrea Agnelli, entiende imprescind­ible contar con más recursos para poder competir en condicione­s y revertir la paulatina irrelevanc­ia a la que Barcelona, Madrid y en general el fútbol español van quedando relegados frente a la prepondera­ncia de la Premier. Como contrapart­ida a esta iniciativa, y para mantenerse en el cargo y conservar su poder en este deporte en España, Javier Tebas ofreció al fondo británico CVC un 11% de los derechos televisivo­s de LaLiga durante 50 años a cambio de una inyección anticipada, en forma de crédito, de 2.700 millones de euros.

Laporta, de ideología independen­tista, pero que siempre se ha sentido más cómodo en la alianza y en los negocios con Roures y Tebas, y por lo tanto con LaLiga española, no tuvo más remedio que abrazar el proyecto de Superliga europea de Florentino Pérez cuando su CEO y su principal avalista le bloquearon el acuerdo con CVC. Más allá de la rivalidad entre el presidente del Real Madrid y el de LaLiga no hay bandos nítidos ni intereses simples en esta guerra abierta por ver quién controla el fútbol español y europeo hasta final de siglo.

Está en los cálculos del presidente del Barça buscar a cuatro nuevos directivos afines que aporten el dinero que haga falta y le apoyen

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// EFE Joan Laporta y su junta, durante la última asamblea

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