ABC (Andalucía)

Unas judías ni blancas ni pintas

Un libro de segundo de la ESO levantó una sonada polémica la pasada primavera porque usaba hasta siete desdobles de masculino y femenino

- M. MOGUER TEROL

La polisemia le jugó una mala pasada al libro de segundo de la ESO de Geografía e Historia. Cuando el texto hablaba de la unidad religiosa durante el reinado de los Reyes Católicos, aclaraba que se instó a la conversión a todos los «judíos y judías». Parecía que el texto se refería a las personas de religión judía —los judíos—y, además, a las legumbres —las judías—. Complicado convertir a una judía pinta al Cristianis­mo.

Nada más lejos de la realidad. En realidad, la expresión «judíos y judías» era un intento de plasmar sobre el papel el lenguaje no sexista e incluir en el relato a los hombres y mujeres de religión judía. Para el escritor y miembro de la Real Academia de la Lengua, Arturo Pérez-Reverte, el texto era, en realidad, ejemplo de un «libro de texto escrito por idiotas para fabricar idiotas».

La cuestión es que este caso llegó a la redes sociales y ahí, arreciaron las críticas. Los términos «sospechoso­s y sospechosa­s; condenados y condenadas; judíos y judías; conversos y conversas; musulmanes y musulmanas; moriscos y moriscas» que usaba el manual de Historia recibieron numerosos comentario­s. El caso alcanzó tal magnitud que tuvieron que salir al paso tanto la Consejería de Educación como la propia editorial autora del libro.

En el caso del departamen­to que dirige Javier Imbroda, la explicació­n sobre este texto fue sencilla el libro en cuestión cumplía los requisitos marcados por el PSOE cuando aún estaban al frente de la Junta. Anunciaron entonces, además, que su intención era la de cambiar la normativa para la selección de libros y manuales en la comunidad. Lo que acaban de hacer.

Desde Vicens Vives, por su parte, señalaron que pensaban cambiar las partes polémicas y redundante­s que pudieran dificultar la lectura de cara al próximo curso. Además, indicaron que la edición que generó la controvers­ia es «de hace ya varios años». Añadieron que «la incorporac­ión del lenguaje inclusivo evoluciona con el tiempo y cada año intentamos que el redactado fruto del consenso se refleje en el uso de términos neutros tanto masculinos como femeninos “los judíos”, “la diáspora judía”. En ambos casos son términos inclusivos que hacen referencia a la totalidad», explicaron los responsabl­es de la editorial.

Normas de la Junta

Pero, ¿cómo llegó este texto educativo a las aulas? Porque estaba dentro de lo que pedían las instruccio­nes de la dirección general de Participac­ión y Equidad del entonces gobierno de Susana Díaz. En las mismas se detallaba que los textos debían usar un lenguaje inclusivo y no sexista que «nombre y visibilice de forma equitativa a hombres y a mujeres, evitando la utilizació­n del masculino genérico para incluir al hombre y a la mujer».

Contra la norma gramatical que establece que el masculino es el género no marcado que engloba a ambos géneros, desde Educación se pidió en 2018 que los textos educativos desgajasen cada concepto con su masculino y su femenino. Ahí es donde llegaron las judías que, pese a lo que se pueda pensar en una lectura rápida del libro de segundo de la ESO, no eran pintas ni blancas. Eran señoras que profesaban la fe judía.

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// FOTOS▶ ABC Arriba, el polémico párrafo donde se desdoblaba­n los términos
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