ABC (Andalucía)

El dinero enturbia la recta final de la Cumbre del Clima

► El encuentro se alarga ante la falta de fondos para países vulnerable­s y el adelanto a los recortes de emisiones

- ISABEL MIRANDA

Aunque el presidente de la Cumbre del Clima de Glasgow (COP26), Alok Sharma, ha asegurado ser conocido como «sin drama Sharma», el final del encuentro está siendo una agonía. Al cierre de esta edición, los delegados de casi 200 países apuraban sus supuestas últimas horas para intentar llegar a un acuerdo. «Hay un pequeño número de problemas clave que requieren atención urgente», reconoció Sharma ayer por la tarde. Y sin el consentimi­ento de todos los países implicados, no hay trato.

Cómo mantener el planeta en «umbrales seguros» de calentamie­nto, dejar constancia de que hay que acabar con el carbón y los subsidios a los combustibl­es fósiles y, sobre todo, clarificar cuánto, cuándo y cómo llegará el dinero para los países más afectados por el cambio climático son las principale­s batallas a las que se enfrenta el encuentro. Como reconoció ayer el primer ministro británico Boris Johnson, hay que poner fondos sobre la mesa: «Eso es lo que hace falta en las próximas horas».

En general, la idea de mantener el planeta en «límites seguros» de calentamie­nto, uno de los puntos clave fijados para esta cumbre, era bien acogido. Hoy el planeta se encuentra a 1,1ºC de calentamie­nto sobre los niveles preindustr­iales, y en 2015 la comunidad internacio­nal se comprometi­ó a mantenerlo en un límite entre 1,5º y 2º. Pero para mantener «vivo» el nivel más bajo de esta horquilla, es necesario que las emisiones globales caigan un 45% para 2030, algo que por ahora no va camino de ocurrir. El último borrador de acuerdo recoge estas cifras y pide que los estados manden nuevos planes de recortes de emisiones para finales de 2022, aunque también dice que se podrían tener en cuenta «diferentes circunstan­cias» nacionales, lo que podría suponer que algunos se desmarquen.

Este punto genera fricciones porque hay países que no quieren adelantar sus planes de recortes de emisiones, que según lo establecid­o debían ser quinquenal­es. China, por ejemplo, defiende que cada país debería poder decidir su propio calendario, o al menos mantener el previament­e acordado. Estados Unidos, pese a apoyar la meta del 1,5º, tampoco es partidario de que la actualizac­ión de planes sea anual. La UE, en cambio, insiste en la necesidad de salir de esta cumbre con un compromiso firme de mantener este límite de 1,5º al alcance.

La oposición de economías petroleras, como Arabia Saudí, a que se incluya un punto más político que práctico sobre la necesidad de suprimir progresiva­mente el carbón y las subvencion­es a los combustibl­es fósiles retrasó también las conversaci­ones. En un intento de lograr el consenso se suavizó, la redacción hablaba de eliminar las subvencion­es «ineficaces». Este cambio no gustó a todos. «Esta COP debe enviar una señal clara sobre el compromiso de detener los subsidios a los combustibl­es fósiles», dijo ayer el jefe negociador europeo, Frans Timmermans, que encontró un aliado en el enviado norteameri­cano, John Kerry, quien ejemplific­ó como «la definición de la locura» el haber seguido financiand­o estos productos en los últimos años.

EE.UU. y la UE, culpados

Pero ante sus horas finales, el dinero era el gran escollo. Los países en desarrollo venían con la lección aprendida. En el Acuerdo de París (2015), los países se comprometi­eron a aportar a partir de 2020 un total de 100.000 millones de dólares anuales para los países en desarrollo, pero pasado el plazo, esa cifra no ha sido completada, algo que ha enrarecido las conversaci­ones y generado desconfian­za en la cumbre.

Los países en desarrollo quieren una fecha y un compromiso concreto. El último borrador reconocía que se necesita un aumento significat­ivo en la financiaci­ón y añade un nuevo plazo, ya que insta a los estados a completar los fondos como máximo en 2025.

La otra pata asociada a este dinero tiene que ver con la adaptación, es decir, el que se destina a evitar los impactos del cambio climático. Ahora apenas supone un cuarto de los fondos dirigidos al clima. El texto «insta» a los países desarrolla­dos a que «al menos dupliquen» sus aportacion­es financiera­s en este punto para 2025.

Pero existen ciertos recelos sobre el origen de los recursos. «Necesitamo­s hacer crecer nuestra base de donantes. También necesitamo­s ser creativos. La financiaci­ón privada tiene que ser parte de la ecuación», dijo Timmermans. Países como EE.UU. quieren que se llame a completar la financiaci­ón de forma «individual» y no colectiva.

Además, los países vulnerable­s se están centrado en otro apartado, el llamado «pérdidas y daños» y que anoche estaba entre los más lejanos al consenso. Ante los problemas que ha habido para captar los fondos para la adaptación, los países más vulnerable­s quieren ahora dejar bien atado el destinado a los perjuicios en forma de sequías, inundacion­es o huracanes que ya están sufriendo. El G77 y China proponen crear un fondo especial para compensar los daños ocasionado­s por unas emisiones de las que no son responsabl­es, pero esto no ha quedado reflejado en el borrador. «Es demasiado importante para que nos conformemo­s. Debemos fortalecer la acción sobre las pérdidas y los daños», decía Tina Stege, la negociador­a climática de las islas Marshall y portavoz de una coalición de países que piden «más ambición».

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// AFP Activistas protestaro­n ayer a las puertas de la Cumbre del Clima de Glasgow (COP26)

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