Ya está tardando el Ceniciento ‘trans’
Ana Bolena es negra, Dumbo es racista y Moctezuma, un paladín de los derechos humanos aunque se comiese a los niños vuelta y vuelta. El siglo XXI...
¿ Imaginan la que los briosos seguidores del Black Lives Matter habrían montado si, por ejemplo, se produjese una película en la que Mohamed Ali fuera blanco o Jack el Destripador, negro? No les quedaba tierra firme para correr a los promotores de la cinta para escapar de la indignada y feroz arremetida de los afines a esa izquierda progre que tarda milésimas en abrazar o comprender la llamada «cultura de la cancelación», la que con los ojos del siglo XXI se pone a ajustar cuentas pendientes con personas o eventos ocurridos hace tres cuatro o cinco siglos o más recientes pero caídos también en la trituradora de la nueva corrección política. El debate suscitado por el estreno de una serie de HBO sobre Ana Bolena protagonizada por la actriz negra Jodie Turner-Smith ha levantado una polvareda entre ‘haters’ y ‘fans’ de esta versión de la historia, con lo que la productora consigue su objetivo y se frota las manos. Es evidente el objetivo comercial de la maniobra, hasta ahí sin novedad en el frente sino fuera porque después de cambiarle el color de piel a la reina consorte de Inglaterra, la productora, ya embalada, reviste en su promoción como heroína de lucha contra la ‘sociedad patriarcal’ del siglo XVI. No podía faltar la moralina feminista. Mucho más luchadora en su terreno fue su antecesora en las nupcias de Enrique VIII, Catalina de Aragón, y nadie le hace una serie, ni con una actriz oriental por ver si así cuela.
Hace un año, HBO retiró de su catálogo una obra maestra del cine, ‘Lo que el viento se llevó’, por ser racista y ahora Disney+ ha decidido que Dumbo, Peter Pan o Los Aristogatos también lo son, al menos para los menores de 7 años, y han decidido bloquearlos de sus perfiles. Menudo pájaro el elefantito, al parecer solo le falta el capirote blanco y la antorcha. La nueva versión de Amazon Prime de «La Cenicienta» tendrá un hada madrina ‘no género’ y quizá en la siguiente la Cenicienta de Perrault será un Ceniciento ‘trans’ o une Ceniciente.
El pasado verano, el bisnieto de Agatha Christie anunciaba que a partir de ahora la novela ‘Diez negritos’ pasará a llamarse ‘Eran diez’ para que nadie se sienta ofendido porque su bisabuela no hubiese tolerado hoy –asegura el fino analista– que se llamase negrito a nadie, pese a que la escritora británica utilizó el término 74 veces cuando escribió la novela. Ítem más: el Ayuntamiento de Nueva York aprobó a mediados de octubre retirar la estatua de Thomas Jefferson que había presidido la sala de juntas durante más de un siglo, expulsando a uno de los padres fundadores de Estados Unidos y primer autor de la Declaración de Independencia por su pasado esclavista. Este es el último hito de los prosélitos de la ‘cultura de la cancelación’, que ya se cebó con Cristóbal Colón, Hernán Cortés, Junípero Serra... Arden todos en la hoguera del indigenismo, subespecie de la lucha racial retrospectiva en la que campea el populista López Obrador, que ahora manda en México y que prefiere, dónde va a parar, a ese adalid de los derechos humanos llamado Moctezuma. «Oí decir que le solían guisar (a Moctezuma) carnes de muchachos de poca edad... (...) mas sé que ciertamente desde que nuestro capitán [Hernán Cortés] le reprendió el sacrificio y comer de carne humana, que desde entonces mandó que no le guisasen tal manjar». Esto escribió Bernal Díaz del Castillo, que en 1519 estuvo allí, quinientos años antes de que López Obrador empezase a dar lecciones con su insufrible monserga.
‘Diez negritos’, de Agatha Christie, se titulará ahora ‘Eran diez’... sin duda es mucho mejor, no hay color