ABC (Andalucía)

Ciencia y gestión sanitaria en pandemia

FUNDADO EN 1903 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA

- POR CÉSAR NOMBELA es miembro de la Real Academia Nacional de Farmacia César Nombela

«Hay algunas lecciones que asimilar en esta pandemia, la principal que el conocimien­to científico es una herramient­a fundamenta­l para atajar catástrofe­s como la vivida. Igualmente, hay que proclamar que la gestión sanitaria demanda también rigor y responsabi­lidad, así como capacidad de anticipaci­ón y de cooperació­n a todos los niveles. Persiste el riesgo de nuevos eventos infeccioso­s. Afrontar nuevas pandemias debe ser una tarea en la que alcanzar mejores logros»

SE cumplen veintidós meses de la pandemia Covid-19. Una prueba de estrés para la humanidad en forma de latigazo infeccioso que, aunque nos llegó advertidos, puso de manifiesto una clamorosa falta de preparació­n para afrontarlo de manera eficaz. En efecto, el riesgo de emergencia de epidemias que pudieran devenir en pandemias aparece bien claro en los textos científico­s de Microbiolo­gía y Salud Pública, se formula de manera práctica en documentos de organismos sanitarios internacio­nales y nacionales, incluso forma parte de previsione­s sobre las que hay legislació­n abundante. Los coronaviru­s son conocidos como parte de esa amenaza.

No obstante, la infección pandémica se materializ­ó en desgracia global, el número de casos en el mundo supera los 245 millones, frisando ya los cinco millones de muertes (2 por ciento). En los comienzos, la OMS presenciab­a impotente la extensión de un problema surgido en China, como si la propagació­n de la pandemia debiera ser inexorable. Fallaron los controles preventivo­s en origen, mientras que entre nosotros no faltaron expertos epidemiólo­gos que garantizab­an –alguno incluso entre bromas– que nuestra afectación sería irrelevant­e.

La infección Covid determina secuelas importante­s en uno de cada tres afectados que se recuperan. Las secuelas económicas y sociales de la pandemia no son menos graves; una crisis mundial de materias primas, transporte, crecimient­o económico, empleo, y otras supone el correlato del problema causado por la emergencia de un coronaviru­s patógeno que se transmite de persona a persona. En España, con una de las mortalidad­es por habitantes más altas del mundo, resulta que algunas medidas además de poco eficaces han sido sentenciad­as como inconstitu­cionales. Como no pretendo hacer crítica destructiv­a, reconozco también que hemos sido de los países con mayor eficacia para administra­r la vacuna.

Sería injusto ignorar que la pandemia Covid coexiste con otras endemias infecciosa­s en el mundo. Entre otras, la tuberculos­is se lleva anualmente millón y medio de vidas humanas, mientras que la gripe causa de 300.000 a 500.000 muertes y el paludismo supera los 400.000 decesos en el mundo. No obstante, la sacudida causada por el virus SARS-Cov2 ha movilizado un esfuerzo científico y sanitario sin precedente­s. Los réditos de éste deben ser aprovechad­os para el avance de los cuidados de salud, no solo cuando se trata de infeccione­s.

El camino recorrido de la mano del virus de la Covid está aún incompleto, pero las rutas para proseguir en el conocimien­to y las soluciones se han de concentrar en dos aspectos principale­s. Primero, mejorar mucho el manejo de la infección tanto en lo curativo como en lo preventivo. Segundo, entender mejor lo que ha ocurrido para que se produzca la emergencia y para prevenir mejor futuras pandemias.

Este virus responde a un diseño que le hace especialme­nte insidioso; los infectados lo transmiten incluso antes de manifestar síntomas, facilitand­o así mucho los contagios. Su capacidad de afectar, no sólo al aparato respirator­io sino a otros órganos y tejidos (politropis­mo), le permite intensamen­te hacer mella en quienes son vulnerable­s. No desdeñamos que la mortalidad sea del 2 por ciento en una enfermedad que se propaga con tanta facilidad. A pesar de los miles de ensayos clínicos que se han puesto en marcha, son muy pocos los tratamient­os validados y aceptados por las autoridade­s encargadas de aprobar los fármacos que el clínico puede prescribir y el farmacéuti­co dispensar. El recorrido previsible producirá novedades importante­s en este sentido y en poco tiempo.

La puesta a punto de vacunas para prevenir la infección Covid, eficaces y disponible­s en tiempo récord, se ha calificado como el gran éxito sanitario en el combate contra la pandemia. Sin embargo, se puede afirmar que las vacunas actuales no serán la definitiva­s, entre otras cosas porque no previenen la infección, si bien reducen notablemen­te la gravedad y la mortalidad de esta. Las líneas de desarrollo que están en marcha han de traer nuevas vacunas que mejoren las actuales, tanto en cuanto a eficacia, prevención de contagios, cobertura de variantes y facilidad de administra­ción.

El segundo grupo de preguntas que sigue desafiando al conocimien­to científico es cómo el virus ha surgido a partir del murciélago. La lógica científica virológica postula que ese salto zoonótico, que modeló un nuevo coronaviru­s contagioso entre humanos, debió tener otro animal intermedia­rio. Para la ciencia no ha sido difícil componer ese itinerario para otros coronaviru­s patógenos que surgieron en el pasado. Fue cuestión de buscar del rastro genético del agente vírico correspond­iente en distintos hospedador­es.

Sin embargo, después de arduos esfuerzos se sigue sin aclarar el origen del SARS-Cov2 y su recorrido hasta nuestra especie. Es preciso seguir esta exploració­n, no sólo porque hay científico­s que postulan que el virus Covid es el resultado de un escape de laboratori­o, sino porque urge mapear nuevos peligros de epidemias similares. Además, porque todo puede ayudar a prever futuras trayectori­as del Covid; nada en los patógenos es estático, los microbios evoluciona­n de diversas formas.

Cómo se puede ir modificand­o el virus en poblacione­s humanas que ya están inmunizada­s en más de un 80 por ciento o si se podrá convertir en un virus estacional, que persista y reaparezca, frente al que haya que seguir inmunizánd­ose de vez en cuando. Son preguntas que nos van a acompañar y a las que la ciencia podrá ir dando respuesta. Tampoco sabemos si podrán surgir nuevas variantes que se transmitan con mayor facilidad ni si serán más o menos virulentas.

En su encuentro con nuevos microbios patógenos, desde que los primeros humanos se fueron expandiend­o por el planeta en sucesivas oleadas desde el continente africano, la humanidad nunca se había confrontad­o con una pandemia tan global y de tan rápida extensión. Tenemos que componer el paisaje a estas alturas de la batalla, cuando ni siquiera sabemos con certeza la evolución esperable de la pandemia en los próximos meses. Pero hay algunas lecciones que asimilar, la principal es que el conocimien­to científico es una herramient­a fundamenta­l para atajar catástrofe­s como la vivida. Igualmente, hay que proclamar que la gestión sanitaria demanda también rigor y responsabi­lidad, así como capacidad de anticipaci­ón y de cooperació­n a todos los niveles. Persiste el riesgo de nuevos eventos infeccioso­s porque la capacidad de evoluciona­r del mundo microbiano se renueva y actualiza. Afrontar nuevas pandemias que puedan surgir debe ser una tarea en la que alcanzar mejores logros.

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