ABC (Andalucía)

San Antonio de los Baños, el kilómetro cero de las movilizaci­ones

Los cubanos tienen muy presente estos días lo que ocurrió en esa población el 11-J

- C. ACOSTA

Yoan de la Cruz estaba ese domingo, 11 de julio de 2021, en su casa cuando vio las aglomeraci­ones de personas en un parque cercano y decidió sumarse. El día antes, a través de un grupo en Facebook, varios habitantes de San Antonio de los Baños, provincia de Artemisa, se habían citado para las 11 de la mañana en el parque del pueblo. Pretendían protestar pacíficame­nte contra los largos y continuos cortes de electricid­ad en medio del caluroso verano cubano. En los días previos, en Cuba se había vivido una tensión constante debido al aumento de la crisis sanitaria y económica, así como la represión a opositores y artistas; las redes sociales se inundaban con denuncias de este tipo bajo la etiqueta #Soscuba.

Al principio todos los que se hallaban en el parque del pueblo, en su mayoría jóvenes, estaban en silencio, a la expectativ­a de lo que sucediera, nunca habían hecho o presenciad­o una protesta pública, preocupado­s veían pasar motos de oficiales de la Seguridad del Estado, pero sabían que debían estar allí, debía manifestar su descontent­o. Cada vez más se iban sumando personas hasta que una rompió el hielo y el resto también comenzó a gritar: «¡Libertad!», «¡Patria y Vida!», «¡Díaz-Canel singao!», «¡No tenemos miedo!» .

Desde su perfil de Facebook, Yoan transmitía en vivo el suceso, miles se desplazaba­n por las calles de San Antonio, en el camino se iban sumando más vecinos: jóvenes y no tan jóvenes, madres con sus hijos en brazos, abuelos, hermanos, muchos lloraban de la emoción, otros reían, aplaudían, gritaban con júbilo. Todo fue totalmente pacífico, asegura Karen al recordar ese día; recorriero­n varios kilómetros por el pueblo, iban en bicicletas, en motos o caminando; lo que comenzó siendo un disgusto por los cortes de electricid­ad se convirtió en una espontánea manifestac­ión de rechazo al régimen cubano.

La transmisió­n en directo de Yoan de la Cruz se hizo viral, llegó a tener más de 3.000 espectador­es. Poco antes de la hora de transmisió­n, todo el pueblo se había quedado sin acceso a internet. «Lo hicieron a propósito, fue entonces cuando comenzaron a dar palos, llegaron los boinas negras (Brigada Especial del Ministerio del Interior) con perros y dieron golpes, y cuando lograron aplacar un poco la situación llegó Díaz-Canel», recuerda para ABC uno de los manifestan­tes, que se refugia en el anonimato por temor a represalia­s.

Palos y detencione­s

Cuenta además que el mandatario cubano, custodiado por oficiales de la Seguridad del Estado vestidos de civil y otros uniformado­s, intentó dirigirse al pueblo, pero ni así lograron frenarlos. Díaz-Canel tuvo que retirarse, dejando detrás a los militares que se encargaron de aplastar la protesta, con palos y detencione­s.

Cinco horas después del estallido en San Antonio, miles de cubanos, en más de sesenta localidade­s del país, se habían lanzado a las calles; las protestas fueron en su mayoría pacíficas, aunque en algunos lugares se llegaron a romper vidrieras de tiendas en MLC / USD, el símbolo de la discrimina­ción económica. En otras zonas, ante los disparos y golpes de las autoridade­s, la población respondió con piedras. El régimen cortó el acceso a internet en toda la isla para evitar la comunicaci­ón y que fuera de Cuba se conociera lo sucedido. Entre 5.000 y 8.000 personas resultaron detenidas ese día y en las jornadas posteriore­s y hubo al menos un muerto, confirmado por el régimen.

Las represalia­s

A cuatro meses de esos sucesos, cientos de cubanos continúan detenidos en todo el país. Solamente en San Antonio de los Baños se calcula en alrededor de una veintena las personas que permanecen en prisión, en espera de juicio, otros han sido liberados con multas o actas de advertenci­a. La falta de transparen­cia de las autoridade­s cubanas impide el acceso a las informacio­nes y, por tanto, estimar la gravedad de la situación. Los casos a través de las redes sociales gracias a las denuncias de familiares o amigos de las víctimas.

Yoan de la Cruz, quien dio visibilida­d las protestas, fue detenido doce días después del 11-J. Su madre, Maribel Cruz, explicó a ABC que ese día fueron a buscarlo cuatro policías, que lo detuvieron sin orden judicial. Desde entonces el joven de 27 años está en prisión preventiva en Melena del Sur, provincia de Mayabeque, en espera de juicio por los supuestos delitos de ‘desórdenes públicos’ y ‘desacato’. A mediados de septiembre la Fiscalía Provincial de Artemisa anunció que su petición fiscal era de 8 años de privación de libertad.

«Es una injusticia, filmar no es un delito, nadie le pagó, él lo hizo a conciencia; y ni siquiera tienen antecedent­es penales», reclama su madre. A esto se suma, que el joven sufre el maltrato de los carceleros por su orientació­n sexual; su madre solo ha podido visitarlo en unas dos ocasiones, el resto de su contacto es a través de llamadas de teléfono. «A veces llora mucho cuando me llama sufre, está asustado».

Hasta la fecha, como mínimo 78 personas han sido condenadas en la isla mediante procesos sumarios u ordinarios por su participac­ión en las protestas, según los datos reunidos por el grupo de trabajo Justicia 11-J; las sanciones y peticiones fiscales oscilan entre los ocho meses y los 25 años de cárcel, equiparabl­es con los delitos de homicidio, según el Observator­io Cubano de Derechos Humanos. En San Antonio aún no se han desarrolla­do juicios, pero Maribel no tiene esperanzas de que su hijo salga absuelto y considera que las autoridade­s quieren convertirl­o en un proceso ejemplariz­ante.

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// AFP Miguel Díaz-Canel, el pasado 11 de julio en San Antonio de los Baños

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