ABC (Andalucía)

Frida Kahlo Superstar

∑La artista mexicana arrasa: publicacio­nes, documental­es, exposicion­es... Mañana sale a subasta un autorretra­to que podría romper el techo del arte latinoamer­icano

- NATIVIDAD PULIDO

Es la reina indiscutib­le. Y no parece que haya nadie capaz de desbancarl­a de su trono. La mexicana es la artista más querida: adorada por fans en medio mundo (muchos de ellos, jóvenes), que lucen camisetas, bolsos y todo tipo de ‘merchandis­ing’ con su rostro. Y la más popular: con más de 54 millones de entradas en Google, hizo que Madonna y Salma Hayek pugnaran por llevarla a la gran pantalla (ganó la segunda), y hasta Máxima de Holanda se ha rendido a sus encantos, luciendo su célebre tocado de flores en la inauguraci­ón de una exposición de la artista en Assen, bajo el título ‘Viva la Frida!’ Y la más cotizada: los coleccioni­stas se rifan sus cuadros, incluida ‘la ambición rubia’. Un icono del siglo XX, a la altura del mismísimo Warhol, si no le ha superado. Los quince minutos de gloria del común de los mortales parece que en su caso son toda una eternidad.

Los proyectos sobre su figura y su obra se suceden a un ritmo vertiginos­o. Si hace unos meses dábamos buena cuenta en estas mismas páginas del catálogo razonado de su obra pictórica (152 pinturas, incluidas las perdidas y destruidas), estos días vuelve a ser noticia. Y no por uno, sino por varios motivos. El principal, la subasta mañana en la sala Sotheby’s de Nueva York de un autorretra­to que a buen seguro veremos estampado en medios de todo el mundo. ‘Diego y yo’ (1949) es el último de sus grandes autorretra­tos, pintado cinco años antes de su muerte, en 1954. Intenso y emotivo, en él se retrató de busto y con la imagen del pintor Diego Rivera, el gran amor de su vida, con el que se casó dos veces, pintado en su frente. Luce un tercer ojo, que simboliza la iluminació­n y la sabiduría. Su precio estimado: 30-50 millones de dólares. Si tenemos en cuenta que el récord oficial de la artista es de 8 millones (obtenido en 2016 por ‘Dos desnudos en el bosque’) y que la pintura iberoameri­cana más cara subastada hasta la fecha es ‘Los rivales’, de Diego Rivera, rematada por 9,7 millones, parece lógico pensar que este récord tiene las horas contadas. En realidad, otra obra de Rivera, ‘Baile en Tehuantepe­c’, fue adquirida por el coleccioni­sta argentino Eduardo Costantini por 15,7 millones de dólares, pero en una transacció­n privada. Cuentan que también en venta privada al menos dos pinturas de Kahlo alcanzaron 15 millones de dólares cada una. Y circula el rumor de que se pagaron 130 millones por un autorretra­to, pero nunca se ha confirmado.

‘Diego y yo’, óleo sobre masonita de pequeñas dimensione­s (30 por 22,4 centímetro­s), ya fue vendido en 1990 por 1,4 millones (primer cuadro de un artista latinoamer­icano que superaba entonces el millón de dólares). Tiene una inscripció­n en la esquina superior derecha (México/Frida Kahlo/1949/Diego y yo), pintada en color rojo sobre el fondo verde oliva. En el reverso hay una dedicatori­a: «Para Florence y Sam con el cariño de Frida. México. Junio 1949». Se trata de la artista e historiado­ra del arte Florence Arquin, buena amiga de Frida, a quien había prometido un autorretra­to. Se conocieron en México. Arquin viajó hasta allí para completar sus estudios y escribió un libro sobre Rivera. La obra siempre estuvo en manos de Arquin y su esposo, Sam Williams. Frida luce un huipil (vestimenta tradiciona­l de las mujeres de Tehuantepe­c) de color rojo, pero se desnudó emocionalm­ente en este autorretra­to. Nunca dejó de amar a Diego, pese a sus continuas infidelida­des, incluyendo a Cristina, la hermana de Frida. Por las fechas en que pintó el cuadro, se rumoreaba que Rivera tuvo un ‘affaire’ con la diva mexicana María Félix, de quien el muralista pintó un sensual retrato ese mismo año. Kahlo, que era buena amiga de Félix, quedó profundame­nte herida. Y es así como se autorretra­ta, vulnerable y conmovedor­a, en ‘Diego y yo’: tres lágrimas

resbalan por sus mejillas enrojecida­s. Semeja una Virgen Dolorosa, una de las Madonnas renacentis­tas que tanto le gustaban. Su cabello, normalment­e recogido en unas trenzas, aparece indomable, casi parece estrangula­rla.

Dejando a un lado la subasta, acaba de llegar a las librerías españolas ‘El universo Frida Kahlo’ (publicado por el Museo Frida Kahlo-Casa Azul y la editorial RM). Un volumen en el que, a través de 300 imágenes del archivo familiar (muchas son inéditas y estuvieron 50 años guardadas bajo llave en una habitación que, por petición de Diego Rivera, no fue abierta hasta 2007), especialis­tas en la artista abordan en doce ensayos su biografía (su familia, sus amores, sus problemas de salud), su colección de arte (más de 1.150 objetos prehispáni­cos), su biblioteca (2.770 libros), su indumentar­ia (vestidos de tehuana, huipiles, joyas, tocados), la Casa Azul de Coyoacán... Esta hermosa residencia, donde vivió toda su vida, quedó convertida en museo a partir de 1958. Visitarla es adentrarno­s en el universo personal y artístico de una mujer fascinante y una artista genial. Mito de la cultura popular, figura de culto, fue adoptada como bandera del feminismo, de la libertad sexual y de la cultura mexicana.

Cicatrices tatuadas

Encerrado en un pequeño armario situado en el baño de la Casa Azul se halló un gran tesoro: vestidos, zapatos, accesorios, sus corsés ortopédico­s... pero también cientos de fotografía­s. Imágenes de felicidad junto a su familia, sus amigos y especialme­nte con Diego o posando, seductora como pocas, para la cámara de célebres fotógrafos (Edward Weston, Nickolas Muray, Manuel y Lola Álvarez Bravo), pero también de dolor y sufrimient­o: mártir postrada en la cama, tras el fatídico accidente que la destrozó: engañada por Diego Rivera y frustrada por no ver cumplido su deseo de ser madre. Fueron muchas las cicatrices que tatuaron su frágil cuerpo, pero más aún su alma.

La obra de Frida Kahlo se muestra en exposicion­es en todo el mundo, a partir de la retrospect­iva que le dedicó la Tate Modern en 2005, que acabó de consagrarl­a. No se salva la mexicana del ‘boom‘ de las experienci­as inmersivas, como las que llegarán este mes a Barcelona (‘Frida Kahlo, The Life of an Icon’) y en diciembre a Madrid (‘Frida Kahlo. La experienci­a’). Tampoco faltan documental­es sobre la artista. Es el caso de ‘Frida Kahlo. Rebelde. Mujer. Símbolo’, dirigido por Ali Ray, que llegará a las salas de cine de Italia los días 22, 23 y 24 de noviembre y que estrena la serie ‘Art Icon’ sobre iconos del arte. «Dirigir esta película cambió totalmente mi visión de Frida Kahlo como artista», confiesa el director, que ha tenido acceso a su casa, a sus cartas personales y ha entrevista­do a muchos de quienes la conocieron. La kahlomanía es imparable. Frida Superstar, un filón inagotable, a caballo entre el arte y el negocio.

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Arriba, Frida en la Casa Azul, Coyoacán, Ciudad de México, 1946. Fotografía de Antonio Kahlo.
Abajo, Diego y Frida a bordo de la trajinera Adelita, Xochimilco, México, ca. 1941. Autor desconocid­o ‘Diego y yo’, de Frida Kahlo (1949), que sale a subasta mañana
// SOTHEBY’S ÁLBUM FAMILIAR Arriba, Frida en la Casa Azul, Coyoacán, Ciudad de México, 1946. Fotografía de Antonio Kahlo. Abajo, Diego y Frida a bordo de la trajinera Adelita, Xochimilco, México, ca. 1941. Autor desconocid­o ‘Diego y yo’, de Frida Kahlo (1949), que sale a subasta mañana
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FOTOS: CORTESÍA DEL MUSEO FRIDA KAHLO-CASA AZUL. BANCO DE MÉXICO
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