ABC (Andalucía)

Un gol para sellar la paz con Sevilla

Morata, ovacionado en el estadio que le sentenció en la Eurocopa

- JAVIER ASPRÓN

A Luis Enrique no es fácil intuirle, pero a veces sus hechos son tan clamorosos que hablan por si solos. Dicho de otro modo, no es casualidad que Unai Simón lleve un año como titular indiscutib­le en la portería de la selección. Ni que Laporte fuera el único jugador de campo en disputar todos los minutos en la pasada Eurocopa. Tampoco que Sarabia haya aparecido en 14 de los últimos 15 partidos del equipo nacional... Son datos que dejan entrever los jugadores o actitudes que provocan un brillo en los ojos al selecciona­dor. Ayer, duelo decisivo y con más chicha de la que aparentaba, los tres repitieron en el once tras ser titulares ante Grecia el pasado jueves. Pero no fueron los únicos. Luis Enrique cambió a más de medio equipo, pero también salvó de la revolución a Gavi y Raúl de Tomás, dos jugadores de reciente aparición que se unen a un selecto grupo.

En ese agitar el once sí cayó Morata, al que en Sevilla le esperaba viejos fantasmas. La Cartuja fue inmiserico­rde con él en la pasada Eurocopa, especialme­nte en el primer partido, y la cosa derivó incluso en insultos y amenazas a su familia. Con el cariño de sus compañeros y la decisiva complicida­d de Luis Enrique se consiguió reconducir el asunto. Ayer apareció sobre el campo a falta de media hora y fue recibido con aplausos. Entró con el partido más espeso que nunca, y lo resolvió como se suelen resolver estas cosas, aprovechan­do un rebote y con suspense. El chutazo previo de Olmo golpeó con violencia en el larguero y dejó descolocad­o al guardameta sueco, que cuando quiso reaccionar se topó ya con el remate manso y picadito de Morata, listo para sortearle.

A Morata, acostumbra­do a que los árbitros le chafen los grandes momentos, le costó arrancar la celebració­n, pero cuando lo hizo fue como si ya se hubiese ganado el Mundial. Si entre el delantero y la afición de Sevilla había alguna cuita pendiente ayer quedó resuelta para siempre.

Gavi, bendecido

La otra ovación de la noche fue para Gavi, que no necesitó hacer tanto como Morata. Ya deja de ser noticia son las aparicione­s del joven canterano del Barça. Aún le queda para cumplir los 18, pero en solo cuatro aparicione­s con la absoluta, todas como titular, ha demostrado un desparpajo que ya querrían para sí muchos veteranos. Gavi regala brega y pases al hueco casi a partes iguales, aunque con España igual luzca incluso más lo primero. No tiene un físico portentoso, pero no rehuye ningún choque aún a costa de jugarse la cara. En ataque le gusta recibir en carrera, girarse y encarar, y se entendió bien con un Dani Olmo cuyo juego desinhibid­o le hace tanto bien a la selección.

Y, aunque poco, en La Cartuja se vio también a Ibrahimovi­c, al que quisieron convertir en revulsivo sin éxito. En Sevilla se reencontró con Busquets, al que abrazó con entusiasmo en el túnel de vestuarios. El capitán español, otro de los ‘must’ de Luis Enrique, alcanzó las 133 internacio­nalidades, una cifra que le coloca a la de Xavi, su nuevo entrenador en el Barça, y en el podio histórico de la selección.

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