Polémica absolución en EE.UU. de un joven que mató a dos hombres en las protestas raciales
Biden muestra su enfado con el veredicto, pero pide una respuesta «pacífica»
Un jurado de Kenosha (Wisconsin) ha absuelto de todos los cargos a Kyle Rittenhouse, joven de 18 años que mató a dos personas e hirió a otra en los disturbios raciales del verano pasado en esa ciudad. El veredicto apunta a reavivar las tensiones y la ciudad se preparaba ayer para una noche de disturbios.
El procesado, de 17 de años durante los incidentes, mantuvo siempre su inocencia y que actuó en defensa propia. Las muertes ocurrieron en la noche del 25 de agosto de 2020, en el verano turbulento después de que un policía asfixiara hasta la muerte en Mineápolis a George Floyd, un hombre negro desarmado. Dos noches antes de los sucesos, el 23 de agosto, la Policía disparó e hirió a un residente negro, Jacob Blake, lo que desató disturbios violentos en Kenosha. Allí acudió con un amigo Rittenhouse, vecino de la cercana Antioch (Illinois), y simpatizante de milicias y grupos armados de extrema derecha, para proteger negocios de los saqueos. Ambos iban armados.
En los disturbios, Rittenhouse se enzarzó con otro joven de Kenosha, Joseph Rosenbaum, al que disparó y mató. También acabó con la vida de Anthony Huber, que le golpeó con un patinete y trató de quitarle su arma. Y disparó a un tercero, Gaige Grosskreutz, que le había apuntado con un arma, y al que hirió en el brazo. Rittenhouse, Rosenbaum, Huber y Grosskreutz son blancos.
El juicio, convertido en una nueva trinchera ideológica en EE.UU., fue controvertido. Hubo roces abundantes entre el juez, Bruce Schroeder, y el ministerio público, y también de los fiscales con los abogados de la defensa, que aseguraron que la acusación buscaba sabotear el juicio con pruebas no permitidas para provocar su suspensión y reinicio. Las evidencias presentadas ante el jurado fueron suficientes para que decidiera que Rittenhouse obró en legítima defensa, que tiene una interpretación laxa en el estado de Wisconsin. Un testigo aseguró que Rosenbaum, que había lanzado amenazas de muerte, se abalanzó contra Rittenhouse y trató de quitarle el arma; otras imágenes mostraron a Huber golpeando al menor con su patín, y a Grosskreutz con el arma con el que, según se defendió en el juicio, le apuntó. El acusado decidió testificar en el juicio, con sollozos incontenibles, algo que pudo contribuir a convencer al jurado: «No hice nada malo. Solo me defendí», dijo.
Polarización violenta
Este caso es una ventana abierta a la creciente polarización violenta de EE.UU., en la que se mezclan la presencia masiva de armas de fuego en las calles, la expansión de milicias armadas de ultraderecha, el crecimiento de un sentimiento antigubernamental y de autodefensa, y las tensiones raciales.
Joe Biden reconoció que el veredicto le dejaba «enfadado y preocupado», como a muchos estadounidense, pero que era «la decisión del jurado» y exigió que la respuesta al veredicto fuera «pacífica». Ron DeSantis, gobernador republicano de Florida, celebró la conducta de Rittenhouse: «Vio cómo Kenosha ardía en los disturbios impulsados por la prensa e hizo lo que cualquier ciudadano haría en la situación: dar un paso adelante y defender a su comunidad frente a la violencia de la turba». La NAACP, la principal organización de derechos civiles de la minoría negra, calificó el veredicto de «farsa».