ABC (Andalucía)

El gobierno zombi

El presidente del Gobierno viaja de una esquina a otra de España prometiend­o millones de euros a cuantos se encuentran con el agua al cuello

- JOSÉ MARÍA CARRASCAL

EMPIEZA a circular un nuevo calificati­vo para nuestro, o más bien suyo, Gobierno: el de ‘zombi’, que añadir al de ‘Frankenste­in’, aún vigente. El diccionari­o de la RAE lo equipara a alelado, embobado, pasmado. Lo oí en una tertulia televisiva. Se trata del anglicismo ‘zombie’, emparentad­o con ‘groggy’: sentirse cansado, confuso, por falta de sueño o por haber recibido una paliza, usado generalmen­te en el boxeo. La paliza que los hechos están dando a Pedro Sánchez, revirtiend­o antes de veinticuat­ro horas sus triunfales anuncios sobre la pandemia, la economía o la paz en nuestras calles son una mina inagotable para los humoristas.

Imagino La Moncloa a todo vapor para explicar cómo finaliza el año sin que el recibo de la electricid­ad haya bajado a los niveles de 2018, como anunció el presidente del Gobierno. Porque algo encontrará­n, y si no lo encuentran siempre les quedará el recurso de otro traslado del féretro de Franco a un lugar más lejos que El Pardo, difícil de alcanzar. O mantenerlo secreto. Pero no quiero darles ideas

Lo malo es el desgaste que trae consigo tantas mentiras a tanta gente. Y, como se decía antes, ‘las malas compañías’. Aunque lo peor es que resulta difícil, por no decir imposible, contentar a todos, al pedirle cosas contradict­orias. Tomen lo que ocurre en la provincia de Cádiz con los obreros del metal, que piden mejores sueldos y condicione­s. Pero el dueño de la principal empresa, unos astilleros, no es un particular, sino el Estado. Y como les diga que sí, tendría que explicar a las autoridade­s de Bruselas el enorme desembolso que significa.

Algo parecido ocurre con las pensiones, donde cualquier cosa que se haga, alargar el periodo de cotización o aumentar las cotizacion­es, hundiría sus cuentas. O con la reforma del mercado laboral, exigida por los sindicatos y rechazada por los empresario­s, respaldado­s por la Unión Europea.

A estas horas, el presidente del Gobierno viaja de una esquina a otra de España prometiend­o cientos de millones de euros a cuantos se encuentran con el agua al cuello. Los últimos en alargar la mano son ‘los olvidados’, las provincias y regiones que han ido perdiendo peso a medida que lo aumentaban las grandes ciudades y su entorno metropolit­ano. Ayer se reunieron sus ocho presidente­s autonómico­s en Santiago de Compostela para exigir voz y voto en el reparto de los fondos europeos. Los había del Partido Socialista. Otros, por su cuenta. Pero Pedro Sánchez necesita todo ese dinero, y más que hubiese, para satisfacer a los nacionalis­tas vascos y catalanes, que lo emplearán en alejarse de España. El calificati­vo ‘zombi’ no ha surgido por casualidad.

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