Sánchez tiene un plan... volver a 2011
El uso perverso que está haciendo hasta ahora de los fondos europeos es una copia mala del ‘plan E’ de Zapatero. ¡Estamos listos!
L Epresidente del Gobierno tiene un plan. Uno más, sí, pero este debería haber sido ‘el Plan’. Con mayúsculas, porque tiene como contenido el uso de los fondos europeos, esos que deben ayudar a España a recuperarse del desastre económico que ha provocado la pandemia. ¿Y cuál es el plan? Pues exactamente... ¡no tenerlo! ¡Estamos ‘apañaos’! Porque la idea es una seudo fotocopia de un plan que trajo lo que trajo. De aquellos barros (el ‘plan E’ de Zapatero), estos lodos (la copia mala de Sánchez del mismo plan). ¡Y que cada vez que se le encienda la bombillita a este señor en lugar de dar pasos hacia el 2050 –ese reto planetario que el mismo fijó como el futuro de todos los españoles–, demos zancadas a marchas forzadas hacia atrás! Todo hoy es mirar 30 años vista hacia delante para que nadie se fije en las tropelías del día a día. Cual carteristas: te distraen preguntando una memez para ‘guindarte’ la cartera.
Pues me temo que vamos directos... ¡al 2011! cuando Rajoy se encontró con un desastre económico que aún hoy estamos pagando, engordado más si cabe por el despilfarro que supuso el dichoso ‘plan E’ de ese otro genio socialista que hoy se dedica a observar, para después blanquear, procesos fraudulentos electorales por tierras venezolanas... El caso es que Zapatero, para paliar la gran crisis de 2008, presentó el Plan Español de Estímulo de la Economía y el Empleo, con una inyección de 23.000 millones de euros (cifra similar a los 27.000 que afirma Sánchez que puede invertir de inicio) y con unas propuestas tan alejadas de la realidad como las de hoy. Más que a inversiones productivas, entonces se dedicaron miles de millones a adecentar parques, rotondas, aceras, piscinas públicas... Un plan que, según el Tribunal de Cuentas, supuso un agujero contable de 7.800 millones para las arcas públicas y un gasto para el ciudadano de 160.000 euros por empleo creado y que, no olvidemos, abocó al país hasta el momento a la mayor crisis de su historia. Hoy, los proyectos a los que con cuenta gotas se van destinando los fondos europeos están por ahora muy lejos de la transformación que prometía dar la vuelta a nuestra economía. Más bien se teme que vuelvan a engordar el gasto estructural del país. Si bien lo malo es que partimos de cifras rotundamente peores: el déficit público va camino de los 160.000 millones (en 2008, 120.000); y la deuda pública supera el 120% de nuestro PIB (en 2008 no llegaba al 40%). Aunque nuestra gran desgracia es que quienes tienen en su mano la solución para salir de esta es que forman parte del problema. ¿Recuerdan aquello de España huele a Grecia? Yo prefiero no acordarme. Ya saben, como la canción: «...no me acuerdo, no me acuerdo, y si no me acuerdo, no pasó... eso no pasó...».