ABC (Andalucía)

Perdidos en el laberinto de la maraña urbanístic­a

El pueblo malagueño de Macharavia­ya tardó 18 años en tener listo su PGOU por las trabas de la actual ley urbanístic­a. La nueva norma se pudo aprobar hace seis meses pero el tacticismo político la dejó caer

- A. R. VEGA

En Macharavia­ya, un pueblo de la Axarquía con 442 habitantes, saben muy bien lo que es enfrentars­e a la lenta burocracia. Han tardado 18 años en conseguir luz verde para su Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), el tiempo que se tarda en lograr la mayoría de edad. Los planes de desarrollo de suelo residencia­l, industrial y proyectos de mejora del medio rural han permanecid­o 18 años congelados, incluida una residencia de personas mayores para los vecinos del pueblo. No pudo hacerse realidad hasta febrero de 2019. Fue el primero de los PGOU a los que dio el visto bueno el Gobierno del PP y Ciudadanos. Su alcalde, el socialista Antonio Campos, agradeció a la Consejería de Fomento que el plan saliera del estado de hibernació­n.

Macharavia­ya es un ejemplo de lo farragosa que resulta la actual Ley de Ordenación Urbanístic­a de Andalucía (LOUA). Un precedente, como tantos otros PGOU tumbados por los tribunales, que la consejera Marifrán Carazo, espera que no vuelva a producirse. Uno de los objetivos de la nueva ley del suelo, conocida como Lista, es simplifica­r e integrar en un único texto legal el laberinto en que se había convertido la regulación en materia de ordenación del territorio y urbanismo. Producía paradojas como que un PGOU, la guía que marca el crecimient­o de las ciudades y pueblos, tardara entre ocho y diez años de media en tramitarse, más de lo que duran en vigor. La idea es acortar el plazo a dos años.

Seis meses de retraso

La Lista podía haberse aprobado en el mes de mayo, pero se han perdido seis meses, debido más al tacticismo político que a discrepanc­ias insalvable­s. Vox la dejó caer y facilitó con su abstención que saliera adelante la enmienda a la totalidad de Podemos, que está en sus antípodas ideológica­s. Se cruzó por medio la guerra desatada entre Pablo Casado y Santiago Abascal, quién reclamó a través del Twitter elecciones anticipada­s en Andalucía. En el trámite de enmiendas, la filosofía del texto no ha cambiado. Incorpora ajustes como el silencio positivo para el ciudadano y la declaració­n responsabl­e, a petición de Vox.

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