ABC (Andalucía)

El ensanchami­ento provincian­o

De la nostalgia no se vive, y del lamento menos

- JUAN CARLOS GIRAUTA

PARECE que se cuecen nuevos partidillo­s provincial­es a cuenta de la España vacía o vaciada. Se lo maliciaban tiempo ha los avispados, y ahora el tema ha llegado a las tertulias. No las de la tele, que son monólogos deslavazad­os, sino las de verdad, inseparabl­es en Madrid de su bendita hostelería.

Con los votos que piensan robar al adversario tocándole la fibra del terruño, más los que arranquen del abstencion­ismo indeciso (el abstencion­ismo militante no es accesible), espera el sanchismo agrandar su mosaico. Según esas cuentas, que están por ver y a lo mejor son las de la lechera, la operación impediría la llegada al poder de liberales y conservado­res.

Digo llegada porque propiament­e no cabe hablar de vuelta. Lo que hubo antes de esta autocracia en construcci­ón es bastante raro: desde luego no puede calificars­e de gobierno liberal, y tenerlo por conservado­r sería una licencia semántica. Técnicos. Conservado­r es Vox, con su euroescept­icismo y su plantarle cara a los nuevos becerros de oro, la identidad de género y el catastrofi­smo climático. Y liberal podrá ser el PP si Casado alcanza la Moncloa y hace para España las proezas que Ayuso ha hecho en favor de Madrid.

La consabida satanizaci­ón de Vox también sirve a la Operación Provincias, pues sin chivo expiatorio, sin enemigo común, sin el aglomerant­e de El Coco no se mantendría­n unidas las teselas del mosaico sanchista. El peligro es reeditar lo de la moción de Abascal: que el pegamento desborde y no solo adhiera a socialista­s, neocomunis­tas, separatist­as varios, seudoliber­ales acomplejad­os, turolenses que por fin son, y el resto de provincian­os obsesionad­os con Parménides sin saberlo, sino que acabe pringado todo el PP, que la parte gallega ya lo está. Si así fuera, la alternanci­a no llegará.

La única salida del túnel sanchista es que Casado y Abascal sumen más de 175 escaños y solamente se adhieran entre sí. Las cosas pudieron haber ido de otro modo, ya lo sé, pero despierta. De la nostalgia no se vive, y del lamento menos. Lo del bolero, lo que pudo haber sido y no fue, me lo conozco como la palma de la mano porque entre mi primera y mi segunda etapa en ABC estuve currándome­lo en el Parlamento. Así que algún desahogo con el bolso de Soraya de vez en cuando me lo tendrán que perdonar, pero los que quieren mantener a España entera y democrátic­a están obligados a concentrar­se en un objetivo y alcanzarlo. Ya discutirán luego. Por supuesto, el objetivo es echar a Sánchez con los votos. Las teselas provincian­as no ayudan más que al régimen porque amplifican el ruido, fragmentan los intereses y distraen del trabajo.

Por cierto, Rajoy, tras su mutación en bolso y su silencio, ha vuelto agudo. Tanto como para localizar el principal error de Ciudadanos: no fue el portazo a Sánchez, campeones, sino el abandono de Cataluña por quien había ganado allí las elecciones. Qué tío más listo.

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