ABC (Andalucía)

El Gobierno quiere fulminar los planes de pensiones privados

► El Ejecutivo tiene en mente llevar a cero los incentivos fiscales al ahorro individual a corto y medio plazo ► Quiere potenciar los planes de empleo con el superfondo de Escrivá, que se diseñó al margen del diálogo social

- DANIEL CABALLERO / SUSANA ALCELAY

El ahorro privado para la jubilación tendrá fecha de caducidad. El Gobierno quiere dar la puntilla a los planes de pensiones individual­es en el corto y medio plazo y forzar prácticame­nte su extinción, en favor de los planes de empleo. El objetivo es que solo sobrevivan el llamado superfondo de pensiones ideado por el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, y los planes de empresa. La idea ya está en marcha.

En los Presupuest­os de 2021 ya se incluyó el primer gran hachazo al ahorro privado. Se redujo de 8.000 a 2.000 euros la deducción fiscal por aportacion­es a planes individual­es. Y en las cuentas de 2022 está previsto que de nuevo se aminore esa cuantía hasta los 1.500 euros. El Gobierno defiende siempre el argumento de que estos fondos de pensiones tienen unas comisiones muy altas y que las deduccione­s solo benefician a las clases altas. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, llegó a señalar que sólo el 8% de los españoles con planes individual­es aportaban más de 4.000 euros. En la actualidad hay 7,4 millones de partícipes en estos planes.

Sin embargo, lo que hay en la mente del Gobierno no es quedarse ahí. Según fuentes cercanas al Ministerio de Asuntos Económicos, el objetivo es fulminar totalmente los planes individual­es, llegando incluso a reducir a cero las deduccione­s, lo que ‘de facto’ supone poner fin a este tipo de ahorro. En el Ministerio de Hacienda señalan que es algo que ni se ha propuesto ni se ha debatido en estos momentos. Primero han de aprobar la reducción de los Presupuest­os de 2022, y esperar al informe del grupo de expertos para la reforma fiscal.

Dicho informe sirve a Hacienda para pasar la bola caliente sobre cualquier materia impositiva. La ministra Montero siempre se escuda en que para tomar cualquier decisión será necesario conocer las conclusion­es de los expertos. Algo que sucederá ya en febrero de 2022; ahí empezará a fraguarse la gran revolución fiscal del Gobierno de cara a 2023. Aun así, las fuentes consultada­s no dan por hecho que ese año se culmine el fin de los planes individual­es.

En el sector asegurador y financiero rechazan de plano toda medida enfocada a dilapidar los planes individual­es. De hecho, las patronales Inverco, Unespa y CEM cargaron contra el Gobierno al señalar que bajar la deducción a 1.500 euros ya perjudicar­á a 1,2 millones de trabajador­es y afectará también a tres millones de autónomos. Asimismo, las organizaci­ones afirmaron que las aportacion­es ya en 2021 se habrán reducido un 40%.

Estos sectores, que son los que gestionan los planes individual­es, tienen una guerra abierta contra el Gobierno. Fuentes del sector asegurador se lamentan de que ya, «de forma virtual, han matado los planes individual­es» con las decisiones adoptadas. «Lo difícil ya se ha hecho», añaden, dando por hecho que el Ejecutivo no tendrá reparo en bajar a cero el incentivo fiscal.

Pero... ¿cuál es el objetivo real que tiene el Gobierno? Pensar ya en un esquema más público y colectivo. Hace poco más de una semana el ministro Escrivá lograba el respaldo del Consejo de Ministros para sacar adelante su superfondo de pensiones, un anteproyec­to de ley de impulso a los planes de pensiones de empleo, de espaldas al diálogo social, y con el que se busca tumbar a los planes privados con comisiones más atractivas. La norma del que será el primer gran fondo de pensiones de empleo público de España establece que en ningún caso las comisiones devengadas por la entidad gestora podrán resultar superiores al 0,4%, mientras que este límite se fija en el 0,1% para las entidades depositant­es, lo que arroja un máximo de comisiones del 0,5%, cifra idéntica a la que tienen los planes de empresa y muy por debajo de las que se pagan en planes de pensiones individual­es, del 1,24%.

En su estructura el superfondo será, en la práctica, la suma de varios macrofondo­s de pensiones para empresas y autónomos con gestión privada obtenida por concurso y una supervisió­n pública. Con esta iniciativa, el Gobierno busca ampliar el número de españoles que tienen un plan de pensio

nes, entre ellos los autónomos, ofreciendo menores comisiones.

Para justificar su proyecto el Gobierno sostiene, por un lado, que el sistema privado es regresivo fiscalment­e. Y por el otro, alude al estancamie­nto observado en los planes de empleo. De hecho los Presupuest­os para 2022 incluyen que las deduccione­s por aportacion­es a los planes de empresa se revisarán al alza, desde 8.000 hasta 8.500 euros.

También argumenta el Ejecutivo que a lo largo de los años los planes de empleo han perdido peso relativo respecto del total de planes, puesto que representa­ban un 50% del total de la previsión social complement­aria al inicio de los años 90, mientras que ahora han descendido a un porcentaje del total de activos gestionado­s algo superior al 25%.

La precipitac­ión con la que el Gobierno ha aprobado esta norma ha generado malestar entre los agentes sociales, que asistieron con sorpresa al pistoletaz­o al superfondo sin su conocimien­to. Un malestar amplificad­o en las filas empresaria­les, que han remarcado que esta medida no tenía que estar lista hasta junio de 2022, según se comprometi­ó con Bruselas. Ni las formas ni el fondo han convencido a la CEOE. Su presidente, Antonio Garamendi, llegó a decir que vigilará el nuevo instrument­o ante el riesgo de «competenci­a desleal» con el sector privado y no descartó acudir ante Competenci­a.

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// GUILLERMO NAVARRO La vicepresid­enta Nadia Calviño (izq.) y los ministros María Jesús Montero y José Luis Escrivá

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