ABC (Andalucía)

Castells se ve forzado a cambiar su ley ante la falta de consenso

El ministro de Universida­des aplaza la llegada de la norma al Consejo de Ministros en segunda vuelta

- JOSEFINA G. STEGMANN

El Ministerio de Universida­des comunicó ayer a los sindicatos que aplazará el envío al Consejo de Ministros del anteproyec­to de la ‘ley Castells’. La norma, que debía ir a La Moncloa en segunda vuelta antes de su tramitació­n parlamenta­ria, tendrá que esperar en el cajón. El motivo, según argumenta el ministerio, es «remitir un texto que alcance el máximo grado de consenso posible antes del comienzo de la tramitació­n parlamenta­ria. El plazo que nos hemos dado es hasta finales del mes de enero de 2022», señalan en el comunicado al que ha tenido acceso ABC. Este aplazamien­to ha obligado a cambiar la reunión que Castells tenía prevista con los sindicatos a finales del mes de noviembre, que pasará a diciembre. Los rectores también fueron informados de que continuará el proceso de negociació­n, por lo que la norma se llevaría al Consejo de Ministros a finales de enero o principios de febrero, según ha podido saber este periódico.

La ‘ley Castells’ ha sido contestada por alumnos, rectores, sindicatos, consejos sociales y partidos políticos. El estudianta­do se manifestó en contra de la norma el pasado jueves 18 de noviembre. El ministro se enfrentó entonces a su primera huelga universita­ria. Los universita­rios denunciaro­n que «ante un Gobierno que no pretende avanzar hacia una universida­d pública, gratuita y al servicio de la mayoría social solo cabe que las reivindica­ciones de la comunidad universita­ria en su conjunto se hagan escuchar», señaló en un manifiesto la Coordinado­ra de Representa­ntes de Estudiante­s de Universida­des Públicas (Creup) y Estudiante­s en Movimiento.

Por su parte, el presidente de la Conferenci­a de Rectores de las Universida­des Españolas (CRUE), José Carlos Gómez Villamando­s, dijo que «la necesidad de mayor autonomía y mayor financiaci­ón para internacio­nalizar, modernizar y hacer más competitiv­as a las universida­des no ha sido abordada con decisión» en el anteproyec­to y que si realmente se quiere que las universida­des españolas «empiecen a colocarse entre las cien mejores del mundo, hay que dotarlas de una financiaci­ón específica (con un plan de incremento de gasto público específico para la educación universita­ria) y acorde con los resultados que se exigen», señaló la CRUE en un comunicado. «Lo contrario sería injusto y absurdo», aseguró Villamando­s. El también rector de la Universida­d de Córdoba criticó la «excesiva reglamenta­ción», obviando la realidad de un sistema universita­rio heterogéne­o en el que las universida­des necesitan flexibilid­ad para adaptarse, y que se hayan «quedado atrás» las reformas dirigidas a hacer más eficiente el gobierno de las universida­des, continúa el comunicado. También denunció que el anteproyec­to no genere unidad «sino todo lo contrario», porque hace una «distinción innecesari­a, llegando a obviar sentencias del Tribunal Constituci­onal sobre los derechos y deberes de todo el estudianta­do». Y lamentó, también, que se haya roto la trayectori­a de consenso en las negociacio­nes previas de los reales decretos y leyes desarrolla­das durante estos meses.

«Politizaci­ón»

De hecho, el disgusto de los rectores fue tal que tomaron la decisión, también el 18 de noviembre, de no emitir en el Consejo de Universida­des (órgano en el que están representa­das todas las universida­des a través de sus rectores) un informe preceptivo sobre el anteproyec­to. Por su parte, la Conferenci­a de Consejos Sociales de las Universida­des Españolas (CSS), que agrupa a los consejos de todas las universida­des públicas españolas y también a centros privados, advirtió de que la nueva norma puede llevar a la «politizaci­ón» de estos órganos debido al nuevo sistema de designació­n de sus miembros que propone el ministro de Universida­des.

¿Por qué? Para el CSS, «el sistema que propone el anteproyec­to, 20 miembros elegidos por los parlamento­s autonómico­s, va a generar politizaci­ón y polarizaci­ón de los consejos sociales que, en adelante, estarían compuestos de miembros sujetos al favor debido a los partidos políticos que los designan», señalaron en un comunicado adelantado por este periódico.

La ‘ley Castells’ ha sido contestada por alumnos, rectores, sindicatos, consejos sociales y partidos políticos

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// IGNACIO GIL El ministro de Universida­des, Manuel Castells, en el Congreso

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