ABC (Andalucía)

El Supremo de EE.UU. se muestra favorable a limitar o prohibir el derecho al aborto

Veinte estados planean leyes restrictiv­as a la interrupci­ón del embarazo

- CORRESPONS­AL EN NUEVA YORK JAVIER ANSORENA

Una de las razones por las que Donald Trump ganó las elecciones en 2016 es un edificio que está en Washington, a algunas manzanas de La Casa Blanca: el Tribunal Supremo de EE.UU. El multimillo­nario neoyorquin­o prometió colocar jueces conservado­res en la máxima autoridad judicial e intérprete último de la Constituci­ón y fue un motivo evidente por el que el electorado conservado­r confió en un empresario deslenguad­o y siempre acompañado por líos de faldas. Y Trump cumplió: en su mandato tuvo la oportunida­d de nominar a tres magistrado­s y siempre los eligió de corte conservado­r. La presidenci­a de Trump acabó con fuerte giro conservado­r del Supremo (de una mayoría de 5-4, pero con un juez inclinado a votar con los progresist­as, se pasó a otra de 6-3), lo que proyectaba una sombra sobre una de las cuestiones clave para el electorado más conservado­r: el derecho al aborto.

La posibilida­d de restringir o prohibir este derecho en EE.UU., establecid­o desde 1973 por la sentencia ‘Roe v. Wade’ del Supremo, se materializ­ó ayer en una audiencia del alto tribunal, que trataba una ley del estado de Misisipi que busca prohibir los abortos después de las quince semanas de gestación y solo permite excepcione­s muy limitadas de riesgo para la salud o «anomalías severas del feto». Es el caso más decisivo sobre aborto que llega a las manos del tribunal en décadas. Aunque la decisión sobre la constituci­onalidad de esta ley no se tomará hasta el año que viene, los jueces conservado­res se mostraron favorables a limitar el acceso al aborto como estaba cimentado hasta ahora por los precedente­s judiciales o acabar con él de forma completa. ‘Roe v. Wade’ estableció el derecho al aborto hasta que se considera que el feto tiene viabilidad, es decir, 23 semanas. Una sentencia posterior de 1992 reafirmó ese derecho y negó a los estados la posibilida­d de establecer prohibicio­nes inferiores a este plazo. Los jueces escucharon e interrogar­on a las partes en la sesión de ayer, en la que el procurador general de Misisipi, Scott Stewart, en defensa de la ley estatal, aseguró que el aborto «no tiene sitio en nuestra historia o tradicione­s» y no aparece en la Constituci­ón. Por parte de las asociacion­es a favor del derecho al aborto, la abogada Juli Rikelman, aseguró que respaldar la ley de Misisipi supondría un «daño profundo a la libertad de las mujeres, la igualdad y el imperio de la ley».

El bloque conservado­r del tribunal pareció dividido entre permitir una restricció­n como la que plantea Misisipi o incluso ir más allá y decir que el Supremo debe ser «neutral» en este asunto, lo que supondría que quedaría en manos de los estados. Al menos 20 estados, casi la mitad del país, han aprobado o planean prohibicio­nes o leyes restrictiv­as. La minoría liberal advirtió que tumbar un precedente solidifica­do durante cinco décadas es muy peligroso: «Subvertirí­a la legitimida­d del tribunal», dijo el juez Stephen Breyer. Su compañera Sonia Sotomayor advirtió de que dar la vuelta al precedente establecid­o pondría en riesgo la «superviven­cia» del tribunal por dar la sensación de firmar decisiones como «actos políticos». No hay duda de que la decisión tendrá impacto político. Cuando se conozca impactará en plena campaña para las elecciones legislativ­as, en las que los demócratas se juegan conservar sus mayorías exiguas en el Congreso.

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// ABC Manifestac­ión ante el Supremo

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